El bipartidismo vuelve con fuerza. La irrupción de Pablo Casado, con un perfil ideológico más marcado que Mariano Rajoy; junto con la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa, han originado el enésimo terremoto político en los últimos años.
La polarización es evidente y se refleja en las encuestas: la última, elaborada por Celeste-tel para El Diario, sitúa al PSOE en la primera posición con una horquilla de 109-112 escaños; y a un PP que pisa los talones entre 101 y 104.
Estas tendencias calan en el electorado, que se ve influido a partes iguales por el Caso Máster, la irrupción de la extrema derecha y los escándalos que está afrontando continuamente el actual Ejecutivo.
¿Hacia dónde va la política española? Hacer apuestas es una práctica de riesgo en un contexto tan volátil. Sobre todo, si tenemos en cuenta casos como el madrileño, cuando se presentó como 'legislatura de la regeneración' en 2015 y, tres años después, vemos como han desaparecido los líderes del PP y Podemos (y Ciudadanos se encuentra en cuestión).
1 La ideología vuelve a centrar el campo de batalla
El marcado perfil ideológico de Pablo Casado y Pedro Sánchez, así como la demostración de fuerza del segundo tras la moción de censura, han puesto en jaque al sistema político. Los votantes de un campo ideológico y el contrario empiezan a hacer piña y olvidan el centro que ha dominado los últimos años: la recuperación económica.
La cuestión catalana sigue como protagonista, aunque el papel de Josep Borell como ministro de Exteriores es fortaleza para los socialistas. Y, a pesar de que el PP utiliza el argumento de la investidura con el apoyo independentista, el paso atrás de ERC y las palabras de Rufián oponiéndose a ultimátums han sido un jarro de agua fría.
Por otro lado, vuelven a plantearse otros asuntos sociales que ya se encontraban en un segundo plano. Ese mantra de Casado en torno a la "vida" o la "familia" se habían olvidado durante el marianismo, con un carácter más tecnocrático y ahora vuelven a debate. Esto influye nuevamente sobre...
2 La vuelta del 'voto útil'
El miedo de parte de la sociedad sobre estas cuestiones consigue aglutinar a la izquierda y diversos movimientos sociales. El temor del feminismo o la comunidad LGTBI a perder derechos es una realidad. Algo que se demostró en las últimas primarias, cuando el colectivo LGTBI del PP se volcó completamente en la candidatura de Soraya Sáenz de Santamaría.
En este sentido, el PSOE ofrece dos fortalezas: primero, la experiencia de Gobierno y segundo, la imagen de 'alternativa real' gracias a todos los cambios aplicados en los meses que ha ostentado La Moncloa. Por otro lado, con Podemos en vertiginosa caída, sin un liderazgo patente tras el paso atrás de Pablo Iglesias al cuidar de sus hijos recién nacidos y su nula oposición a las políticas (con tibios gestos como el amago de negar el apoyo a los presupuestos), les dejan relegados a un segundo plano.
Por otro lado, la "bendición del cielo" que representó Casado a ojos de Esperanza Aguirre, ayuda al PP. Su promesa de mano dura frente al soberanismo y el apoyo de históricos como José María Aznar, vuelven a satisfacer a cierto votante que viajó a Ciudadanos por cuestiones como la unidad de España. Y esto, también debilita a otros partidos...
3 El PP está haciendo un fuerte trabajo por abordar la fuga de votos
Ciudadanos corre peligro de 'upedización' (es decir, quedar relegado al papel de UpyD), aunque todo dependerá de cómo avance la cuestión catalana en los próximos meses.
Casado está comenzando a 'nadar entre dos aguas' para agrupar nuevamente al centro derecha bajo sus siglas. Y lo hace por dos vías: la mencionada mano dura frente al independentismo que tanto gusta en Ciudadanos; y los valores morales y sociales más conservadores que aglutina VOX.
Todo ello, junto al papel de 'retén' frente a las fuerzas de la izquierda, permiten recuperar aquel mantra del 'voto útil' que tanto sirvió en las elecciones previas al año 2015.
4 El multipartidismo se encuentra en seria crisis y Podemos es clave
Lo hemos comentado anteriormente, pero la espiral de caída que vive Podemos es la más evidente. Tras liderar las encuestas en varias ocasiones durante los últimos cuatro años, su postura frente al desafío catalán ha supuesto una especie de 'herida de muerte'. Este punto generó controversia, incluso, dentro de los fundadores: Bescansa y Alegre reclamaron "el proyecto de país", pero no cuajó en la dirección.
Ahora, con la cúpula resquebrajada, el hiperliderazgo de Iglesias hace tambalear el futuro de la formación morada. No hay una hoja de ruta clara a seguir, no hay un relato que contar. En definitiva: el partido se encuentra en suspenso y en un momento crucial.
A Iglesias, en una situación familiar complicada, ni está ni se le espera. Y esto, frente a la ultraderecha de VOX y el polémico discurso de Casado, recalcan la falta de interés por Podemos a la hora de frenar el auge de la derecha más conservadora. ¿Será el preludio del futuro de Ciudadanos?