Sin duda la idoneidad de celebrar las competiciones olímpicas en la ciudad más turística de Brasil lleva siendo cuestionada desde hace meses. El pasado mes de mayo más de 170 científicos firmaron una carta en la que solicitaban a la Organización Mundial de la Salud aplazar la competición o cambiar de sede como consecuencia de la amenaza del virus del Zika. Numerosos expertos llegaron a garantizar que el virus se contagiará de manera indiscriminada.
A los problemas de salud se suman ahora las dificultades económicas y sociales que está experimentando la ciudad que acogerá los próximos Juegos Olímpicos: Río de Janeiro. Los funcionarios públicos del país llevan dos meses sin percibir su salario y se ven incapaces de garantizar la seguridad necesaria en un evento de tal magnitud como unas Olimpiadas.
Tanto es así que la huelga de policías y bomberos se ha desplazado hasta el aeropuerto principal de Río, donde los funcionarios sostienen con sus manos una gran pancarta que reza "Welcome to Hell", en español "Bienvenidos al infierno". Al saludo le sigue otro mensaje todavía más preocupante: "Policías y bomberos no cobran. Cualquier persona que llegue a Río no estará segura".
Welcome, we don't have hospitals! - "Aviso" na estrada do Galeão. (Foto: Tiago Bla) pic.twitter.com/NfnrEukkuT
? Cecília Olliveira (@Cecillia) 26 de junio de 2016
La situación es tan preocupante que el gobierno del país llegó a confirmar hace un par de semanas que pronto se terminarían los recursos para llenar de gasolina los tanques de los coches de policía. Para más inri, los agentes de seguridad cuentan con un soporte de vehículos prácticamente inservible, pues de los seis tanques blindados con los que cuenta la Policía Civil, solo tres funcionan correctamente.
Se espera "el colapso total en la seguridad pública, la salud, la educación y el transporte"
Además de no percibir sus salarios, el Sindicato de los Comisarios de la Policía ha denunciado recientemente que en sus comisarías no cuentan ni siquiera con agua, papel higiénico o tinta para imprimir documentos. Así las cosas, el número de homicidios y robos en Río de Janeiro ha crecido considerablemente en los últimos meses. Sin ir más lejos, tres miembros del equipo español de vela, entre los que se encontraba Santi López-Vázquez, sufrieron hace un mes un atraco a punta de pistola protagonizado por cinco menores de edad.
Francisco Dornelles, gobernador de la capital, reconoció a principios de junio que no tenía esperanzas en que la situación mejorase y que esperaba "el colapso total en la seguridad pública, la salud, la educación y el transporte". ¿Qué se puede esperar de una ciudad que vive al límite económica y socialmente? ¿Está Río de Janeiro preparada para albergar unos Juegos Olímpicos?
El "estado de calamidad financiera" que se declaró en la ciudad el pasado mes de junio ha generado la confianza entre los ciudadanos de lograr liberar fondos de emergencia que desahoguen la situación a la espera de la llegada masiva de turistas que se prevé para las próximas semanas (alrededor de un millón de personas visitarán Río de Janeiro durante los Juegos Olímpicos).