El régimen bielorruso prepara un proyecto de ley contra las personas LGTBI que perseguirá lo que califica como "promoción de las relaciones no tradicionales". El fiscal general de Bielorrusia, Andrei Shved, ha pronunciado un discurso en el que ha señalado que se castigará a aquellas personas que fomenten "las relaciones anormales, la pedofilia y la negativa voluntaria a tener hijos".
La norma se sitúa en la política desplegada desde el régimen de Minsk a las personas LGTBI. A pesar de que la homosexualidad se despenalizó en 1994, el aumento de las políticas contra el colectivo en su régimen aliado, Moscú, se ha extendido a este país, que tampoco reconoce el matrimonio igualitario y reprime el desfile del Orgullo LGTBI.
La discriminación en Bielorrusia contra el colectivo también se extiende a otros ámbitos, como el acceso a un empleo o la sanidad; pero también se producen detenciones arbitrarias. Esta nación ocupa el puesto 45 de 49 en derechos para el colectivo, según la asociación internacional ILGA.
El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, es conocido por sus comentarios abiertamente homófobos, como ha evidenciado en varias ocasiones durante sus discursos públicos, en los que ha afirmado que las personas homosexuales son "una abominación suprema" y "pervertidos".
Aliado de Moscú
Bielorrusia es un fiel aliado de Rusia y continúa sus políticas hacia el colectivo. El régimen de Vladímir Putin mantiene desde 2013 una legislación conocida como ley de propaganda antigay que prohíbe cualquier manifestación pública de lo que define como "relaciones sexuales no tradicionales", en referencia a las personas que forman parte del colectivo LGTBI.
Además, el Tribunal Supremo de Rusia ha llegado a dictar una orden según la cual prohíbe abiertamente lo que califica como "movimiento social internacional LGTB", que ha calificado como organización extremista dentro de sus fronteras.
Rusia sufre actualmente un importante deterioro en sus libertades, tal y como señala el informe de Reporteros Sin Fronteras, que colocó a este país en el puesto 164 de 180 en su informe de 2023, con un retroceso en posiciones respecto al año anterior. La situación no es mucho mejor en Bielorrusia, que aparece en el puesto 157 de 180 en 2023 y ha experimentado también un retroceso respecto al anterior ejercicio.