Japón es un mundo a parte. Partiendo de esta premisa, hoy traemos otra de esas noticias locas tan propias del mundo nipón que, seguramente, no deje indiferente a nadie: el país asiático ha inventado una técnica para abandonar la adicción al alcohol de una manera... cuanto menos controvertida: beber para dejar de beber, lo cual tiene poco sentido a primera vista, pero está generando unos resultados muy satisfactorios.
Así al menos lo afirman los responsables del Centro Médico y de Adicción Kurihama, un hospital que ha abierto su primera clínica de "control de la bebida" para pacientes ambulatorios el pasado mes de mayo.
Según han afirmado los responsables de esta nueva técnica, con un enfoque menos agresivo (las actuales técnicas han fijado que los exadictos no deberían de volver a consumir alcohol durante el resto de su vida), se consigue que los enfermos puedan rehabilitarse mejor, moderando su consumo al máximo.
Además, si se les promete esta posibilidad, la mayoría de ellos acceden a tratarse de su enfermedad. Hay que tener en cuenta que sólo el 6% de los 1,07 millones de personas alcohólicas terminan acudiendo a terapias para dejar de manera efectiva esta droga.
Por todo ello, el hospital considera que pueden ayudar a más gente si desarrollan esta técnica que promete no abandonar del todo el consumo de alcohol, sino reducirlo al mínimo, una quimera que desean muchos de los pacientes que están siendo tratados por esta enfermedad.
Las técnicas que afirman que el tratamiento del alcoholismo no debe pasar por una completa abstinencia han ido ganando fuerza no sólo en Japón, sino también en Occidente desde comienzos del siglo XXI, ya que consideran que se puede evitar mejor una recaída.
No es una técnica con consenso
Sin embargo, las técnicas que ahora mismo cuentan con el consenso internacional son las programadas por los grupos de Alcohólicos Anónimos, que se basan en complementar terapias grupales (en las que se intenta que los enfermos abandonen sus sentimientos de culpa y se establezcan metas para abandonar la bebida por completo), junto con fármacos que eviten una nueva recaída, por ejemplo, generando una sensación de malestar en el cuerpo.
La idea es la de generar un efecto similar al del 'perro de Paulov' y que los enfermos no vinculen el consumo de bebida con sensaciones placenteras, sino que produzca en ellos un rechazo y malestar generalizado.
Esta es el único tratamiento que actualmente cuenta con el consenso internacional y que ha sido probado con éxitos en pacientes que tienen esta enfermedad, que es causante de otros trastornos como al cirrosis, cáncer, accidentes cerebro-vasculares o demencia.
Además, la mayoría de pacientes de alcoholismo cuentan con varios factores en común, como la presencia de enfermedades mentales, consumo de alcoho sostenido y abusivo, o una combinación de ambos factores. Queda aún por comprobar si esta novedosa técnica funciona o queda en el saco roto de los experimentos fallidos.