La aparición del cuerpo sin vida de la hija mayor de Beatriz, Olivia, con tan solo seis años, ha puesto fin a una agónica búsqueda durante 44 días. La madre de las pequeñas ha mantenido la esperanza férrea de encontrar a las pequeñas con vida y que el padre hubiera huido con ellas a algún país extranjero, sin embargo la Guardia Civil nunca dio esta hipótesis como prioritaria.
La madre de las niñas estuvo en comunicación constante con todas las personas que siguieron la evolución del caso, que además fueron apoyándola durante todos los días. Beatriz confió en que todo era en realidad una especie de 'teatro' que Tomás había organizado y que y que las pruebas buscaban ocultar una fuga.
Tal era su confianza, que el reciente hallazgo de una botella de oxígeno y una funda nórdica en el fondo del mar no rompieron su fortaleza. La madre declaró entonces que "no estaba derrumbada, sino más fuerte que nunca" y que todo reforzaba su tesis de la huída.
Han sido 44 días de incertidumbre, desesperanza y una agonía en la que la madre siempre pensó que Tomás Gimeno era incapaz de hacer daño a las pequeñas Anna y Olivia. Siempre creyó que era una especie de venganza contra ella y su nueva pareja, al pensar que la nueva relación de la madre iba a cortar de raíz con el enlace que mantenía con sus hijos.
La madre, que ha realizado todo lo posible por localizar a las hijas y ha mostrado el cariño que siente por ellas a través de las redes sociales, le pedía a Tomás que volviese con ellas. Han sido 44 días en los que ha mantenido la fortaleza, una larga espera en la que finalmente se ha producido el peor de los desenlaces posibles.
"Pienso en mis niñas y saco fuerzas para seguir adelante"
Las fotos de las pequeñas han circulado durante los últimos 44 días de manera intensa. La madre ha pedido su difusión con el objetivo de facilitar la localización de las niñas. Beatriz se ha mostrado agradecida a todas las personas que han colaborado en dicha búsqueda.
A pesar de esa fortaleza, no ocultaba que en ocasiones se derrumbaba y que estaba muy afectada por lo sucedido: "A veces solo quiero morirme, pero pienso en mis niñas y lo que querrán ellas y saco fuerzas para seguir adelante".
Beatriz ha vivido con dureza la incertidumbre, como ha comentado, los días interminables sin saber dónde estarán sus hijas, no poder abrazarlas, la impotencia de no poder hacer nada al respecto, no poder saber qué está sucediendo.
Sin embargo, todo ello terminaba cuando experimentaba la esperanza de que alguien las encontrase, el deseo de volver a estar con sus hijas y la confianza de volver a verlas pronto. Ella siempre confió en que era cuestión de tiempo que alguien diese el aviso para que alguien las localizase y diese el aviso para que las niñas volvieran a casa