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A punto de morir con el cerebro lleno de pus con una infección producida por bastoncillos

No uses bastoncillos para limpiarte el oido porque te puede ocurrir cosas tan extremas como lo que le pasó a este hombre.

A punto de morir con el cerebro lleno de pus con una infección producida por bastoncillos

Si todavía eres de los que de toda la vida te limpias los oídos con los bastoncillos, quizá con esta noticia se te quiten las ganas de volver a intentarlo. Ya que, amigos, no es nada saludable y tiene un componente de peligrosidad, según llevan avisando las autoridades sanitarias desde hace años. Pero esto no ha impedido que continúe siendo una práctica habitual: te explicamos ahora todos los riesgos que estás enfrentando con esta práctica.

Un caso reportado por BMJ Journal hará que mucha gente se replantee el uso habitual de los bastoncillos para limpiarse el cerumen de los oídos. El protagonista de este caso es un hombre joven de 31 años que se provocó, con el uso continuado de ese objeto, una severa infección en su cráneo -sí, en su cráneo-, que casi lo llevar al borde de la muerte.

El hombre ingresó en urgencias al borde del colapso sufriendo diversas convulsiones. En el primer reconocimiento médico, según el hospital, el paciente sufría adormecimiento y un estado alterado de la conciencia. El joven explicó a los médicos que llevaba unos días sufriendo frecuentes dolores de cabeza, náuseas y pérdidas de memoria; incluso, llegó a admitir que llevaba unos años padeciendo intermitentemente dolores en el oído izquierdo y "pérdidas de audición".

Una infección severa

Cerebro del joven
"Cerebro del joven"

La sorpresa llegó cuando los médicos obtuvieron los resultados de la tomografía que le realizaron en el cerebro, donde descubrieron diferente cavidades o forúnculos llenos de pus en el tejido que rodeaba su cerebro. La analítica de una de las secreciones reveló que el culpable de tal infección era el patógeno Pseudomonas aeruginosa. Una peligrosa bacteria que le causó una otitis externa necrotizante, que afecta al tejido en el canal auditivo externo.

Si os preguntáis cómo pudo llegar hasta esta situación, pues la respuesta es sencilla y a la vez truculenta. La realidad es que ese peligroso patógeno llegó a su cerebro a través un pequeñísimo pedazo de un bastoncillo que se quedó alojado en la cabeza del joven desde hace años. Por suerte, todo ha salido bien para el hombre tras la eliminación del objeto extraño y un tratamiento con antibióticos durante unas semanas.

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