Ayuso teme ser defenestrada en el nuevo PP. El auge de Almeida como número tres del partido y las campanas de Génova que señalan a Ana Camins como futura presidenta del PP de Madrid hacen que la presidenta regional sienta que le 'mueven la silla' dentro de la formación. Pero vayamos por partes. Primero vamos a explicar su auge y luego... ¿su caída?
Diciembre de 2018. Una desconocida Isabel Díaz Ayuso aparece en el programa 'Más Vale Tarde' de LaSexta para ser entrevistada en el programa. La presentadora, Mamen Mendizábal, llega a equivocarse de nombre y la llama "Isabel García", para luego rectificar.
Pero esa miembro del PP completamente desconocida estaba dispuesta a aprovechar esos diez minutos de entrevista para ganarse la candidatura en un PP de Madrid totalmente descompuesto. En la charla se dedica a cargar contra el feminismo con máxima dureza, asegura que "VOX no es extremo, el PP es centroderecha y Ciudadanos centroizquierda", a la vez que expulsa al resto de partidos del consenso democrático. Afirma que a los niños catalanes "no les llevan al servicio si no les piden hacer pis en catalán". Y un largo etcétera.
La sarta de comentarios ante la cámara terminan con Ayuso como candidata y su antecesor, su enemigo Ángel Garrido, presentándose en la sede de Ciudadanos para ejecutar la última operación de transfuguismo.
Luego llegaría la posibilidad de formar gobierno y la consolidación de lo que Casado llama 'derecha sin complejos' con Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del partido en el Congreso.
Pero la pandemia lo ha cambiado todo. Sin elecciones a la vista (aunque las catalanas parezcan estar a la vuelta de la esquina) la crisis ha obligado a dejar de lado el discurso frentista. Casado quiere apostar por la economía, vender un partido de gestores y tecnócratas y esperar a que Sánchez se cueza en la salsa de la crisis económica que se avecina para subir en las encuestas. Y, aquí, Ayuso no tiene cabida.
El último gesto de su defenestración se ha mostrado en público. Mientras Ayuso era la única dirigente relevante que ha dedicado unas palabras a Cayetana tras su destitución, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha terminado como portavoz del partido, el número tres a nivel nacional.
El puesto tiene trampa, puesto que también puede llevar a quemarle ante la cámara y erosionar el perfil conciliador y pactista con el que le observa gran parte de sus acólitos (Casado sentía que le hacía cierta sombra). Pero la situación de Ayuso es más preocupante.
Ayuso, con pocas posibilidades de controlar el partido, puede quedarse en la irrelevancia: la sombra de Ana Camins
La tradición en el PP señala que el partido regional debe estar controlado por el presidente. Así sucedió con Cifuentes y Aguirre. No con Gallardón, que dejó al mando a Pío García Escudero, ahora al frente de una gestora temporal que ya dura más de dos años en el poder.
Ayuso ha realizado varios amagos de controlar el partido y situarse como presidenta. Antes se veía fuerte, porque lo percibía entre los votantes. Ahora sabe que si Almeida se presenta, se vería arrollada en votos.
Casado, amigo personal de los dos, no quiere un enfrentamiento entre ambos. No por simpatía, sino por el nefasto recuerdo que dejaron las guerras entre Aguirre y Gallardón.
En este contexto surge un nombre: Ana Camins. Actual diputada en la Asamblea de Madrid, ya sonó como posible candidata en las quinielas de Casado hasta que finalmente se eligió a Ayuso. Pertenece al sector duro, pero su imagen no ha sido relevante durante la etapa actual y podría encarnar una sensación de renovación entre los votantes.
Camins suena en estos momentos para explorar una tercera vía en el partido que equilibre las aguas entre Almeida y Ayuso. También, quizás, para testar un cargo orgánico con proyección mediática a la persona que podría relevar a Ayuso, si decide no repetir como candidata en futuras elecciones... o se ve obligada a dimitir al estilo Cristina Cifuentes.
Todo puede suceder en Madrid. Es cierto que la mancha de la corrupción sigue a Ayuso, también que cualquier moción de censura decaería con su dimisión y que Casado puede cansarse de sus exabruptos, a pesar de que suele ser mucho más corporativa que Cayetana Álvarez de Toledo.
El futuro de Ayuso y del Partido Popular de Madrid representa una mayor incógnita de lo que aparenta. Nadie en el equipo de la presidenta regional se ha visto reforzado, todo lo contrario que sucede a nivel municipal. El desarrollo de las primarias del PP madrileño, un proceso duro que puede abrir heridas insalvables, será el punto de inflexión para comprobar hasta qué punto se va a ejecutar una renovación en la formación conservadora.