Australia ha anunciado que autorizará, a partir de julio, el uso de psilocibina, el principio activo de las setas alucinógenas, para el tratamiento de los casos de depresión y estrés postraumático. La medida también se extenderá a otra sustancia, MDMA, una droga conocida como éxtasis.
Los psiquiatras del país oceánico estarán autorizados a prescribir a sus pacientes ambas sustancias, que hasta la fecha se encontraban totalmente prohibidas, y que podrían ser utilizadas en ensayos clínicos severamente controlados.
El especialista en salud mental de la universidad de South Australia, Mike Musker, ha asegurado que la psilocibina, compuesto químico sintetizado por los hongos, además del MDMA, una anfetamina de laboratorio, "reducen las inhibiciones y pueden ayudar a las personas a procesar las imágenes y los recuerdos difíciles".
Además, explican que cuentan con suficiente "evidencia de los beneficios potenciales en ciertas personas", que son "relativamente seguras" cuando se administran en un entorno médico y que "proporcionan un estado alterado de conciencia que podría ayudar a los pacientes", según ha explicado en declaraciones a la agencia AFP.
La psilocibina está ya regulada en Oregón, un estado de Estados Unidos que sometió esta decisión a una votación popular y que finalmente contó con el apoyo de la mayoría de los votantes.
En este territorio, todos los adultos mayores de 21 años pueden recibir terapia asistida con esta sustancia. Oregón es un estado con una mentalidad abierta hacia las drogas, que ha despenalizado la posesión de la mayoría de este tipo de sustancias. La posesión y uso de psilocibina ha sido despenalizada en la ciudad de Denver.
En Jamaica y Bahamas se permite el uso de setas alucinógenas en los resorts privados, que ofrecen en algunos casos el consumo de estas sustancias como una experiencia más dentro de sus paquetes.
Canadá, por su parte, también ha modificado su legislación y ha permitido a los médicos solicitar licencias para el tratamiento de determinados pacientes. En este país, además, hay compañías con autorización para producir psilocibina para investigación. Reino Unido también ha otorgado licencias a diversas empresas para realizar ensayos con drogas psicodélicas en ese país.
Ilegal en España y con efectos adversos
En España, la psilocibina es ilegal. El tráfico, cultivo, producción o promoción de su consumo constituyen un delito. Su uso, además, está vinculado a consecuencias físicas y psicológicas negativas, como cuadros de psicosis y pánico, riesgo de envenenamiento. Además, puede desarrollarse náuseas, vómitos, debilidad muscular, somnolencia y falta de coordinación.
La psilocibina se ha planteado como una opción adicional al tratamiento indicado para casos de depresión, ansiedad, dolor crónico, trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y déficit de atención. Además, hay personas que la emplean para rehabilitarse de drogas legales, como el tabaco y el alcohol, así como conectar con su entorno de una forma más relajada.
La depresión es una epidemia mundial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra en alrededor de 280 millones de personas quienes la sufren. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es recurrente y con una intensidad moderada a grave. En los peores casos, puede terminar en el suicidio, que termina con la vida de más de 700.000 personas en el mundo. Es la segunda causa de muerte entre 15 y 29 años, por encima de los tumores.