Novak Djokovic consiguió permiso de un tribunal australiano para permanecer en el país, por lo que podría jugar el Open de Australia tras haber recurrido la cancelación de su visado. Aun así, el gobierno australiano sigue teniendo potestad para poder expulsarlo del país.
Ahora, una fuente ha revelado al diario The Sydney Morning Herald que las autoridades del país se encuentran examinando la declaración del viaje que el tenista aportó a su llegada a Australia para solicitar el visado de entrada.
El motivo es que, según el documento, el deportista marcó la casilla "no" en la pregunta de si había realizado algún viaje en los 14 días previos a su llegada, que tuvo lugar el pasado miércoles 5 de enero en un vuelo que partió de España e hizo escala en Dubái.
Djokovic, que dio positivo por Covid-19 el 16 de diciembre, pasó la Navidad en Belgrado tal y como puede verse en fotos subidas a las redes sociales antes de trasladarse a España, desde donde cogió un avión el 4 de enero.
El tenista segura que fue la Federación de tenis de Australia, los organizadores del torneo, quienes rellenaron los papeles. De tratarse de una declaración falsa se consideraría una infracción grave según las leyes del país, lo que podría acarrear una pena de hasta 12 meses de cárcel.
Se sigue estudiando su deportación
A pesar de haber conseguido el visto bueno a su visado, el gobierno australiano se sigue planteando su deportación, tal y como confirma Alex Hawke, ministro de Inmigración del país. Según un comunicado, el ministro está considerando si cancelar el visado de Djokovic mediante el uso que le concede el artículo 133C(3) de la Ley de Inmigración australiana.
"En línea con el debido proceso, el ministro Hawke considerará a fondo el asunto. Como el problema está en curso, por razones legales es inapropiado hacer más comentarios", declaran desde el gobierno.