La Audiencia Nacional, abre un juicio en el que el fiscal pide 13 años de cárcel para cada acusado por vender como aceite de oliva virgen extra lo que en realidad era una mezcla de aceite de girasol y oliva en proporción 70/30.
El caso ocurrió en los años 2017 y 2018, y según el escrito de acusación los acusados vendían la mezcla con la etiqueta de una marca que ellos mismos habían creado. Para hacerlo utilizaban los envases de una cooperativa de Alcaudete (Jaén).
Cómo realizaban el proceso
Para adulterar el proceso, los acusados compraban el aceite virgen extra de esta marca a su nombre o al de dos empresas instrumentales, y después lo trasladaban a una nave en Aguilar de la Frontera (Córdoba). Vaciaban el envase con una perforación en el tapón y lo rellenaban con la mezcla.
Compraron en total 74.000 litros de esta compañía, y llegaron a vender 153 garrafas a los consumidores en diversos puntos de comercialización de pueblos cordobeses como La Carlota y Santaella.
En 2018 fue cuando la Guardia Civil registró la nave industrial en Aguilar de la Frontera, y encontraron una habitación se que usaba como laboratorio. Intervinieron 2.000 etiquetas y 1.500 cajas de cartón para tres garrafas cada una.
Los objetos que incautaron fueron 1.134 garrafas vacías, 500 llenas de aceite de oliva virgen extra, etiquetas falsificadas y cajas de cartón. Este suceso es considerado delito de falsedad en un documento mercantil, lo que constituye tres años de prisión; otro delito contra la propiedad industrial, lo que está penado con otros tres años; y un último delito continuado de estafa, por el que se piden siete años de prisión para cada uno.