El pasado viernes 29 de marzo, una luz atravesó los cielos del este peninsular dando lugar a varios vídeos espectaculares. Cómo siempre ocurre con estos fogonazos, los especialistas de la Red de Investigación sobre Bólidos y Meteoritos (asociada al CSIC) se lanzaron a buscarle una explicación: "Nos decantamos por un misil balístico".
La prolongada trayectoria del objeto y la ausencia de ecos de desintegración de la roca espacial al impactar contra la atmósfera llevaron a pensar que se trataba de un artefacto de origen terrestre. Sin embargo, a última hora del domingo 31 de marzo, nuevos cálculos de la velocidad del bólido descartaron esa y otras opciones y señalaron que seguramente se trataba de un asteroide de trayectoria "altamente inusual", en palabras del coordinador de la Red, el astrofísico Josep Maria Trigo: "Es un bólido en un millón".
El propio Trigo ha lamentado, en declaraciones al diario El País, queel fallo inicial: "Siento haber mencionado el misil, con todo lo que teníamos cometí el error de citarlo. Me sabe bastante mal, porque causó alarma después de 35 años dedicándome a esto". No obstante, el sábado por la tarde el CSIC enviaba una nota a los medios descartando la opción del misil, "después de que un equipo de investigadores del ICE-CSIC haya analizado con detalle las imágenes y mediciones tomadas del bólido".
La Red de Investigación de Bólidos y Meteoritos (@RedSpmn) apunta a que el bólido detectado sobre el este peninsular fue producido por la reentrada de un objeto artificial en órbita terrestre.
??https://t.co/KkKF397yEX pic.twitter.com/vN4kqAJhS9— CSIC (@CSIC) March 30, 2024
"Los datos preliminares obtenidos hasta el momento nos hacen decantarnos porque el bólido fuese producido por la reentrada de un objeto artificial en órbita terrestre", apuntaba Trigo. Esto podría significar que se trata de un satélite cayendo de vuelta a la Tierra. Por otro lado, y mientras los medios recogían la hipótesis del misil balístico francés, la Fuerza Aérea alemana insistió en desmentir esta versión afirmando lo siguiente: "Según nuestro Centro de Conocimiento de la Situación Espacial, se trata de la reentrada de un satélite StarLink".
Maria Margarete Grosse, embajadora alemana en España, señalaba que seguramente se trataba de uno de los miles satélites que la compañía de Elon Musk había puesto en órbita durante los últimos años. Asimismo, algunos de los principales especialistas en trayectorias de objetos espaciales desmentían por completo esta posibilidad ya que, según asegura Marco Langbroek, ilustre profesor de la Universidad Técnica de Delft. Jonathan McDowell, "ninguno de ellos coincide en posición geográfica o ubicación general del plano orbital con el alistamiento español".
6) EL ESTUDIO DE VARIOS VÍDEOS obtiene una velocidad media de 15 km/s y, por ello, confirmamos la hipótesis del bólido rozador sugerida por Alberto Castellón @InfoUMA. La ausencia de fragmentación nos permite sugerir la naturaleza metálica del meteoroidehttps://t.co/IlAzvONvTL pic.twitter.com/HSVgG8Rddx
— Red Investigación Bólidos y Meteoritos (SPMN)-CSIC (@RedSpmn) March 31, 2024
Trigo señala que debía tratarse de un objeto de tamaño "bastante inferior a un metro" y seguramente metálico, y por ello no llegó a desintegrarse al rasgar la atmósfera, creando la habitual estela y el eco de esa fragmentación. Las estaciones de vigilancia espacial no lograron alcanzar las señales, lo que llevó a la confusión del principio.
Los sustos en el cielo se multiplican con los años
Hasta hace no muchos años, cualquier fogonazo celestial era sinónimo de una roca que procedía del espacio y chocaba con la atmósfera terrestre. Además, en diferentes puntos del planeta se llevan a cabo los avistamientos de Fenómenos Atmosféricos No identificados, normalmente producidos por la actividad de los satélites de Starlink y los cohetes de SpaceX, ambos propiedad de Elon Musk.
Aunque normalmente todo queda en un susto, en ocasiones están más que justificados. De hecho, en noviembre de 2022, China permitió caer sobre la Tierra un enorme módulo de coche tras uno de los lanzamientos, lo que obligó a las autoridades españolas a ordenar que se quedaran en tierra todos los aviones que pretendían volar en la Península.