La investidura de Salvador Illa como president se interpretó como un punto de inflexión en la política catalana. Se trata del primer presidente no nacionalista durante los últimos 12 años, una circunstancia que se suma a un gobierno en solitario frente al tripartito de Maragall y Montilla.
Un ciclo que comenzó en 2012, cuando el Parlament aprobó en 2012, bajo el mandato de Artur Mas, la celebración de una consulta soberanista que inicialmente se consumó de forma simbólica en 2014 y que, bajo el mandato de Carles Puigdemont, se consumó de forma ilegal.
Se trata de un período que abarca más de una década en la que se ha intentado ejecutar el proyecto político bautizado como 'procés' enfocado en la independencia de Cataluña, fundamentado en la ruptura de relaciones con el Gobierno central y que ha terminado representando uno de los mayores desafíos políticos en el país durante el último período democrático.
El resultado, sin embargo, es similar al ocurrido en el País Vasco, cuando el lehendakari Juan José Ibarretxe intentó imponer un plan de similares características denominado 'Plan Ibarretxe' que terminó en 2008 con una consulta paralizada por el Tribunal Constitucional. Durante las siguientes elecciones, en 2009, el PSE-EE consiguió gobernar bajo el mandato de Patxi López con el primer gobierno no nacionalista en democracia.
Desde entonces, el Euskobarómetro ha revelado una caída importante del indepedentismo. El rechazo a la independencia ha aumentado en ocho puntos en una década, pero especialmente es relevante el cambio dentro de las filas del PNV: desde un 47% de votantes hasta tan solo un 17% en la actualidad. También entre las filas de Arnaldo Otegi: desde el 86% del electorado, hasta el 55%.
Caída de asistencia en la Diada
La situación en Cataluña parece haber seguido un camino similar. El apoyo de la independencia se encuentra bajo mínimos en las encuestas. Según los datos del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO), conocido como el CIS catalán, el porcentaje de personas que rechazan abiertamente la independencia han logrado su récord histórico con el 53%, mientras que desciende durante la última década el porcentaje de quienes lo apoyan: desde el 49% hasta el 40%.
El estudio también revela un desplome en el porcentaje de ciudadanos que se identifica únicamente como catalanes. Desde el 29,1% registrado en 2014, hasta el 18% en 2024, con una caída especialmente acusada entre los más jóvenes (desde el 29,3% hasta el 11,4%).
La celebración de la última Diada en Cataluña también podría estar relacionada con estos hechos, aunque se registra un punto de inflexión en los datos de asistencia que resulta llamativo. Los actos centrales experimentaron una caída drástica desde 2019, con la llegada del Gobierno de coalición al poder. Y no han hecho más que descender drásticamente hasta la actualidad. El contrataste: 1.500.000 personas en 2012 frente a 60.000 en 2024.
Si se desglosan los datos en función de cada ejercicio se puede comprobar cómo ha evolucionado la asistencia al acto central en función de cada etapa, según los cálculos oficiales de la Guardia Urbana.
Etapa de Mariano Rajoy (PP):
- 2012: 1.500.000
- 2013: 1.600.000
- 2014: 1.800.000
- 2015: 1.400.000
- 2016: 875.000
- 2017: 1.000.000
Etapa del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez (PSOE-Podemos/Sumar):
- 2018: 1.000.000
- 2019: 600.000
- 2020 y 2021: Pandemia del coronavirus
- 2022: 150.000
- 2023: 115.000
- 2024: 60.000
El apoyo al independentismo se encuentra actualmente bajo mínimos. Algo que se evidencia no solo en los datos, sino en el desarrollo de los actos. El regreso de Puigdemont a Barcelona con un mitin para sus seguidores solo congregó a 3.000 personas en pleno Arco del Triunfo de Barcelona.
A pesar de que había planeado que la multitud caminara con él hasta el Parlament antes de acceder a las instalaciones, la realidad es que aprovechó el escenario para abandonar la Ciudad Condal y esquivar de este modo la acción policial, quizá ante la falta de asistentes necesaria para llevar a cabo su propósito.
Cataluña parece haber pasado página de una etapa política que se ha extendido durante más de una década y que ha abierto una de las mayores crisis políticas en España durante las últimas cuatro décadas.