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Así se vive en Tristán da Cunha, la isla más aislada e inaccesible de todo el planeta

Los habitantes de Tristan da Cunha tienen que desplazarse 2.100 kilómetros por mar para llegar a la población más cercana y no tienen aeropuerto.

Así se vive en Tristán da Cunha, la isla más aislada e inaccesible de todo el planeta

Bienvenidos a Edimburgo de los Siete Mares. Un nombre muy adecuado para un lugar entrañable, campestre y hogareño. Y lo es. Pero hay algo que, quizás, te inquiete: ostenta desde hace años el récord guiness como el pueblo más remoto e inaccesible del mundo.

Por un lado, porque esta pequeña isla cuenta con una orografía tan complicada que solo permite que 270 personas habiten en su superficie y que no haya ningún lugar en el que poder aterrizar desde el aire. Por otro, porque la disposición de las rocas en su litoral impide el paso de grandes barcos, por lo que todos deben acercarse a la isla en bote si quieren seguir con vida.

Y, por último y en este caso más importante, porque la población más cercana a esta pequeña localidad se encuentra a tan solo... 2.100 kilómetros por mar hacia el norte. Precisamente, en un lugar también señalado, en Santa Elena, aquella isla en la que fue encarcelado Napoleón.

Sus condiciones de aislamiento han creado una población con todo tipo de peculiaridades genéticas y culturales. Por ejemplo, que la práctica totalidad de sus habitantes mantiene lazos genéticos entre sí. Esto hace que los matrimonios endogámicos se encuentren a la orden del día y que tan solo haya ocho apellidos distintos: Glass, Green, Hagan, Laverello, Repetto, Rogers, Swain y Patterson. Por ello, quizás, gran parte de ellos padecen asma o glaucoma. En este reportaje de BBC Four aparecen algunos de ellos:

A pesar de sus particulares inmunizaciones, deben tener precauciones a la hora de cuidar su salud: como no hay aeropuerto, cualquier persona que necesite una intervención urgente debería ser trasladada a Ciudad del Cabo, toda una osadía si tenemos en cuenta que habría que recorrer más de 2.800 kilómetros cuanto antes.

Para garantizar que todos los ciudadanos se mantengan en buenas condiciones, un grupo de médicos acostumbran a realizar largas estancias, sobre todo, si algún ciudadano se encuentra en alguna situación especial de manera temporal. Estas llegadas pueden traer algunas infecciones, como los resfriados, que no suelen tener presencia habitual en su población. 

Los alimentos: solo una vez al año

La isla vive en una especie de economía de autosuficiencia basada en las granjas que florecen en el territorio accesible y la agricultura. Para el resto, deberán esperar la llegada del buque RMS Saint Helena, que viaja una vez al año y que trae cargamentos de medicinas, libros, revistas, libros, vídeos, revistas o correo; así como alimentos.

Sus habitantes llevan una economía basada en la subsistencia. En imagen, uno de los pastos que se encuentran en la isla
"Sus habitantes llevan una economía basada en la subsistencia. En imagen, uno de los pastos que se encuentran en la isla"

Para acceder a todos estos alimentos, podrán visitar la única tienda de ultramarinos que abastece a los 270 habitantes. También hay visita obligada a The Café of Tristan, el Albatros Bar, el videoclub, el campo de golf, el de fútbol, la piscina y la pista de tenis. No encontrarán más.

En cuanto a las telecomunicaciones, la situación también se antoja complicada. El aislamiento y la complicada orografía de la isla ha provocado que las únicas vías para contactar con el exterior sean un teléfono/fax vía satélite, situado en la oficina del administrador. También se está desarrollando satisfactoriamente la conexión a internet.

Una semana para llegar 

Parte de la población joven está abandonando este pueblo, lo que podría condenarlo a la desaparición (quién sabe) en un futuro próximo. A pesar de ello, no faltan aquellos visitantes que quieren llegar. Sobre todo, que une lo inhóspito, lo exótico y una sensación de inquietud, tranquilidad y claustrofobia, según la perspectiva desde que se observe.

Si tienen la intención de perderse en esta suerte de Irlanda recogida en una isla del Atlántico Sur, pueden prepararse para desarrollar la paciencia. El camino hacia la isla contiene todo tipo de rutas que pueden llevar más de dos días, como si se encontrasen en pleno siglo XVI. ¿Por qué? Porque la orografía impide construir cualquier tipo de pista aérea y la única entrada se puede realizar a través del mar.

El puerto de la isla se encuentra cubierto de piedras
"El puerto de la isla se encuentra cubierto de piedras"

La primera parada se encuentra en el aeropuerto continental más cercano a la isla, en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), situado a 2.800 kilómetros por mar. El viaje dura un mínimo de seis días y los tickets se tienen que reservar con meses de antelación.

Pero hay más. Las autoridades locales exigen un permiso individual de acceso para cada ciudadano que quiera visitar la isla. Es decir, si no cuentas con el visto bueno del Gobierno local, lo tienes complicado.

El proceso, además, es largo. Hay que enviar un correo electrónico a [email protected], especificar las fechas del viaje, el barco en el que pensamos llegar, el tipo de alojamiento, la nacionalidad, edad, el propósito de la visita y un certificado de antecedentes penales. Casi nada.

No hay que olvidar que el sector turístico no es una prioridad en la isla y que los viajes son contados, por lo que siempre hay prioridad para los residentes, funcionarios o cualquier personal de servicios que se dirija hacia allí con una finalidad específica. Porque las plazas de los barcos son muy limitadas.

Cuando alcancemos la fortuna de llegar a la isla, podremos también optar por el 'impresionante' sistema de transporte público: el microbus que recorre la única carretera asfaltada (la M1) y que, cuando los habitantes solicitan, permite subir hacia la montaña que se encuentra erguida frente a la localidad más aislada del planeta. El resto de viajes suelen realizarse caminando.

Este es el flamante autobús que funciona en la isla
"Este es el flamante autobús que funciona en la isla"

Muchos no quisieron regresar, otros no soportaban la ciudad

Si alguien mostraba reticencias a la hora de vivir en un lugar aislado por 2.000 kilómetros de agua de cualquier otra población humana, quizás pueda aumentar sus expectativas si conoce otro detalle: la isla tiene un volcán.

Porque la bella montaña que corona esta pequeña población estuvo a punto de acabar con todos sus habitantes en el año 1961, cuando el gobierno británico se vio obligado a trasladar a todo el pueblo hacia la localidad de Calshot. A pesar de que algunos decidieron quedarse a vivir en Reino Unido, la mayoría volvió a sus casas ante la imposibilidad de adaptarse a la vida en la metrópoli. El pueblo tuvo que ser reconstruido por completo y presenta un aspecto muy diferente al original.

La isla tuvo que ser evacuada en 1961 y el pueblo fue prácticamente reconstruido
"La isla tuvo que ser evacuada en 1961 y el pueblo fue prácticamente reconstruido"

Y no todo se debe al suelo. Por ejemplo, el 21 de mayo de 2001, sus habitantes experimentaron un ciclón extratropical que causó daños en las construcciones y arrancó algunos tejados.

A todo ello se unen acontecimientos que, en cualquier lugar resultarían anecdóticos pero que, en este caso, se han convertido en auténtica historia para sus habitantes. Entre ellos, el incendio de una fábrica de pescado en febrero de 2008, que tuvo una gran repercusión económica en un lugar que tiene fuertes problemas de abastecimiento. Otro dato para la historia: en noviembre de 2011, el barco Puma's Mar Mostro tuvo un fallo durante una ruta entre Alicante y Ciudad del Cabo como motivo de la Volvo Ocean Race. La rotura del mástil terminó con todo el personal acudiendo a la isla y, de repente, en convertir a los locales en protagonistas de toda la prensa internacional.

La venta de sellos y la afición por el whisky

La venta de sellos es uno de los principales negocios de la isla
"La venta de sellos es uno de los principales negocios de la isla"

Como hemos comentado, la llegada anual del buque RMS Saint Helena es similar a la visita de los Reyes Magos por Navidad. Cuando reciben su visita, los habitantes tienen la oportunidad de abastecerse de todo tipo de bienes que serían completamente inaccesibles en un lugar de estas características.

La fiesta mayor llega, seguro, con el cargamento de whisky. ¿Por qué? Porque su población bebe una media anual de cincuenta litros de este fuerte licor. Un buen negocio para cualquier destilería.

Por otro lado, también hay gran interés en la producción de sellos, ya que cada tirada es una de las más limitadas del mundo. No podemos olvidar que estamos hablando de una colonia británica gobernada de manera medianamente independiente y que tiene una población de 270 habitantes.

Y tú, ¿serías capaz de acostumbrarte a vivir en un lugar de estas características?

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