Por la casa de Guadalix de la Sierra han pasado multitud de concursantes, pero no todos logran hacerse un hueco en la historia del programa. Solo si tienes el carisma suficiente consigues dejar huella en 'Gran Hermano', algo que lograron hacer Conchi y Pamela en la novena edición del concurso. Las gemelas sevillanas no pasaron desapercibidas en su paso por el reality, llamando la atención desde un primer momento por su enorme parecido, tanto por fuera como por dentro.
Cuando las conocimos eran dos hermanas inseparables que se presentaron a 'Gran Hermano' dispuestas a ganar el concurso, convirtiéndose en las primeras gemelas en participar en el programa. Su estancia en la casa hizo que sus vidas cambiaran por completo, sobre todo a nivel personal. A diferencia de su hermana, Pamela vivía una tórrida aventura amorosa junto a Oliver Pérez, compañero de concurso con el que llegó a mantener una relación estable durante siete años tras finalizar 'Gran Hermano'.
Como en muchos otros concursantes, la convivencia en la casa de Guadalix marcó un antes y un después en la vida de las sevillanas, consiguiendo que cada una emprendiera un camino diferente. Mientras Conchi se establecía en su ciudad natal buscando un futuro estable, Pamela lo dejaba todo por amor, una historia que finalmente no llegó a buen puerto y que provocó que se marchara hasta Noruega, poniendo tierra de por miedo.
Separadas por varios kilómetros
De este modo, doce años después de darse a conocer gracias a 'Gran Hermano', las gemelas viven ajenas a la televisión y al mundo del espectáculo. Conchi consiguió abrir en Sevilla su propio negocio, una peluquería con la que poder mantenerse económicamente. Por su parte, Pamela decidió alejarse de su familia y establecerse en un pequeño pueblo al sur de Noruega, Haugesund, donde inició una nueva vida tras su ruptura con Oliver.
La historia de Pamela en el país nórdico comenzó tras recibir una oferta laboral en una peluquería. Gracias a ello, consiguió iniciar una nueva aventura al mismo tiempo que desarrollaba su carrera profesional, viviendo experiencias diferentes e incluso aprendiendo idiomas, toda una oportunidad para crecer.
Peluquera por el mundo
No obstante, antes de tomar la complicada decisión de separarse de nuevo de su familia, Pamela probó suerte junto a su hermana en su negocio. Sin embargo, prefirió mantener alejados los temas laborales y personales, para que estos no interfirieran en el porvenir de la peluquería que con tanto esfuerzo había conseguido sacar adelante su hermana.
En Noruega continúa con la misma labor, aunque compagina el trabajo en la peluquería con el aprendizaje del inglés y el noruego. Asimismo, tiene tiempo de sobra para acudir al gimnasio y para pasar buenos ratos con su grupo de amigas que ha establecido en Haugesund. Mantiene una vida feliz, aunque con pequeños inconvenientes por culpa de la climatología, ya que el tiempo es mucho más frío y lluvioso que en el sur de España.