Las reuniones familiares son uno de los mayores riesgos de contagio en una pandemia como la actual. Cumplir con las medidas básicas de seguridad es una tarea fundamental para evitar que cualquiera de los comensales pueda contraer el SARS-CoV-2 durante el encuentro.
Las dudas surgen en estos momentos. ¿Cómo se propaga realmente el coronavirus en un encuentro de este tipo? ¿Durante cuánto tiempo serán seguras las cenas de Navidad? ¿Cuántos deberíamos de reunirnos, realmente, para considerar que estamos ante un evento seguro?
La respuesta se encuentra en un modelo matemático elaborado por un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT, por sus siglas en inglés) que permite calcular el tiempo que pasa hasta que el comensal contagiado comienza a infectar al resto de personas de la mesa.
Con base en este estudio, la aplicación desarrollada por Kasim Khan en colaboración con John W. M. Bush y Martin Z. Bazant permite conocer el tiempo máximo en el que un grupo puede permanecer sin generar un brote. Esto implica que un comensal infectado, asintomático y sin conocimiento de la enfermedad, pueda expandir el patógeno e infectar al resto de comensales de la mesa.
Hay que tener en cuenta que esto se produce por las microgotas que las personas expulsamos al hablar, toser o estornudar. Se trata de aerosoles que expulsamos al aire y que el resto de personas respiran, entrando en contacto con las mucosas y, por tanto, pasando al torrente sanguíneo.
Las medidas reducen el riesgo, el número de comensales lo aumentan
Si tenemos en cuenta estos factores, podemos ver que si concentramos a más personas lanzando las citadas gotículas al aire y concentrándose en una habitación, el riesgo de que sean respiradas aumenta exponencialmente y con ello el riesgo de contagio. Las medidas de seguridad, sobre todo el uso de mascarillas y la ventilación disminuyen los riesgos de manera considerable.
En una cena de cuatro personas puede ocurrir varios escenarios. Si se utilizan mascarillas y las ventanas están abiertas, el tiempo de contagio puede extenderse hasta las tres horas. Sin embargo, si no se utilizan las mascarillas ni existe ventilación, el contagio se reduciría a simplemente 17 minutos.
Si aumentamos el número de personas a seis comensales con las ventanas abiertas y mascarillas, el contagio se produciría en dos horas. Sin barreras de protección, este tipo se reduciría drásticamente hasta solo 13 minutos. Si las ventanas se cierran pero se mantienen las mascarillas, el tiempo se quedaría en 68 minutos.
Si los comensales solo abren las ventanas sin mascarillas, el tiempo de contagio también es reducido: se produce en tan solo 15 minutos. Por ello, las mascarillas son fundamentales, como pide la OMS. También, es recomendable no extender demasiado las reuniones familiares y ventilar siempre las estancias.