El 5 de agosto de este mismo año comenzarán los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro, rodeados por graves y variadas polémicas: desde el virus del Zika, pasando por el estado de la Villa Olímpica y por la tensión de las últimas semanas entre el gobierno brasileño y las autoridades de la ciudad, hasta los problemas sociales que se arrastran desde hace mucho tiempo.
Todos estos problemas han puesto en tela de juicio la decisión que el Comité Olímpico Internacional (COI) tomó en 2009 sobre el lugar de celebración de esta edición de las competiciones deportivas, entre cuyas ciudades aspirantes también se encontraban Chicago, Tokio... y Madrid.
En su momento, la candidatura española también generó bastantes debates en las tertulias de televisión y en los periódicos: el despilfarro de dinero público que se invirtió en la promoción de la candidatura (a través de una empresa vinculada al caso Nóos) y en supuestas inversiones públicas que acabaron siendo inútiles trajo consigo la idea de que tal vez no mereciese la pena acoger estas competiciones.
Siete años después de que se conociese que los Juegos Olímpicos no vendrían a Madrid, y sabiendo cómo se está comportando Río de Janeiro como sede, cabe preguntarse: ¿en qué contexto se producirían estas competiciones si Madrid hubiese resultado la candidata escogida?
1 El desgobierno español
Después de que fuese imposible formar Gobierno tras las elecciones del pasado 20 de diciembre, la convocatoria de julio para intentar desbloquear la situación de alguna manera ha servido para... nada. A día de hoy no existe un Gobierno que haga frente a los nuevos recortes que se exigen desde la Unión Europea o al grave problema de las pensiones; por tanto, los Juegos Olímpicos se habrían producido en medio de un pequeño caos electoral.
Es posible que fuesen constantes las alusiones a las Olimpiadas de forma partidista. Y es que si Soraya Sáenz de Santamaría, Vicepresidenta del Gobierno en funciones, puede decir que no se aseguran las prestaciones por desempleo o las pensiones porque no hay Gobierno, ¿cuántos puñales envenenados se lanzarían los distintos políticos por todo lo que saliera mal y cuántas medallas se colgarían por cualquier nimiedad que saliese bien, bajo la presión de las celebraciones olímpicas?
2 Los edificios olímpicos, planes y escombros
Desde 2003 y hasta 2011 Alberto Ruiz Gallardón, en el momento Alcalde de la ciudad de Madrid, se puso manos a la obra para construir una serie de edificios a través de una empresa pública, Madrid Espacios y Congresos (Madridec), que tenían como fundamento la celebración de los Juegos Olímpicos en Madrid.
En 2006 Madridec asumió la construcción de un Centro Acuático con aforo para 15.000 espectadores que debía albergar las supuestas pruebas de natación olímpica que se iban a celebrar en Madrid. El Centro Acuático, ubicado junto al Estadio Olímpico de Madrid (La Peineta), fue presupuestado en 136,7 millones de euros, pero en abril de 2011 el gasto ya se había elevado a 192,5 millones, un 41% más. La suspensión de las obras, teóricamente temporal, se produjo por la política de recortes que inició el Gobierno central, que ponía freno al dinero que los Ayuntamientos podían presupuestar.
Durante el periodo de alcaldía de Ana Botella se dejó claro que el Ayuntamiento no iba a invertir en ese centro, con lo que se volverían a negociar los contratos. Aun así, parece que el Atlético de Madrid se ha interesado en este edificio y el resto de pufos olímpicos.
Otro de los 'elefantes blancos' que quedan en el territorio madrileño es el Centro de Convenciones de la Castellana, cuyo suelo se cedió a Madridec en 2010, pero cuyas obras se abandonaron tras construir únicamente la estructura bajo rasante. A pesar de que la inversión del proyecto asciende a 82,8 millones de euros, el proyecto quedó paralizado y Ana Botella se quitó de encima el problema con una concesión al grupo Villar Mir (propiedad del suegro de Javier López Madrid, el Compi Yogui) para la construcción de una torre comercial, por la que pagará solo 4 millones al año.
El único edificio olímpico que se terminó fue la Caja Mágica, que aunque en 2006 contaba con un presupuesto de 139,8 millones de euros, finalmente se gastaron 294 millones. La idea era que se utilizase como un estadio de tenis, si bien se le han dado usos varios, como el de estadio para algunos partidos de baloncesto o la sede de un equipo de Fórmula 1. También se alquila para eventos privados, aunque su localización suele ser un impedimento para su contratación. Aun a día de hoy, el Ayuntamiento no ha sido capaz de darle uso a esta construcción.
No podemos saber qué habría pasado si finalmente los Juegos Olímpicos se hubiesen celebrado en Madrid, pero nos podemos hacer una idea. Si los miembros del Comité Olímpico Internacional denominan 'elefantes blancos' a aquellos edificios abandonados después de la celebración de unas Olimpiadas, los españoles podemos decir que tenemos tres de estos elefantes blancos sin haber visto pasar estas competiciones en tiempos recientes por nuestras ciudades.
3 Frente a los gastos olímpicos, déficit crónico
Teóricamente, el déficit español debería estar rondando el 3%, la cifra que se pactó con la Unión Europea. Sin embargo, España tiene un grave problema de ingresos: además de que se gasta menos que en la media de la Unión Europea, también se recauda mucho menos. El resultado es que el déficit se disparó al 5% y ahora debemos hacer un recorte de proporciones mastodónticas para que la Unión Europea nos perdone la multa: hay que llegar al 2,2% del PIB para 2018. Es decir, hay que recortar otros varios miles de millones de euros.
Con este panorama, es imposible pensar que España pueda permitirse otro despilfarro económico, como el que se produjo en la promoción de la candidatura de la ciudad de Madrid para los años 2012, 2016 y 2020 que ascendió a los 8.000 millones de euros. Esta cifra es, por mostrar un ejemplo, la equivalente a lo que nos reclama la Unión Europea para llegar al 3% de déficit, por la cual tendremos que iniciar nuevos recortes.