La muerte del pequeño Gabriel a manos de su madastra ha abierto un caso cerrado en el pasado: el fallecimiento de su hija Ridelca con cuatro años en su vivienda de Burgos durante el año 1996.
El asesinato del menor ha servido para reabrir aquel caso. Por ello, un amigo de la autora confesa del asesinato en aquella etapa, conocido como José Ángel, relató ante el juez lo siguiente: "Ana Julia me dijo que su hija se había caído por la ventana de un séptimo piso y que se había muerto. Me resultó bastante llamativa la falta de empatía con la que lo contó".
El asunto se cerró como un caso de sonambulismo. Con ello, se aceptó que la menor de cuatro años se había despertado completamente dormida, había deambulado hacia la doble ventana, se había subido a una silla y se había precipitado al vacío. Ana Julia no acudió a declarar porque había sufrido estrés postraumático, algo similar a lo que padeció cuando 'encontró' la camiseta de Gabriel en mitad de un descampado.
Miguel Ángel, su expareja en aquel momento, también ha participado en la vista que actualmente investiga aquellos hechos: "Recuerda que Ridelca Josefina, mientras que convivió con él, no sufrió ningún episodio de sonambulismo ni estaba medicada por ello". Estas son las palabras que aparecen recogidas en el sumario del caso al que ha tenido acceso 'El Programa de Ana Rosa'.
Ante estas evidencias, el acta deja entrever la duda: "De la declaración de Miguel Ángel Redondo se desprenden claros indicios que señalan que la muerte de Ridelca Josefina, hija de Ana Julia, realmente pudo no ser accidental".
Un delito prescrito
La muerte de Ridelca se produjo en 1996, lo que constituye un gran período de tiempo. La falta de pruebas y la prescripción del delito, impiden que la asesina confesa del pequeño Gabriel pueda sufrir algún tipo de condena por estos hechos.
Sin embargo, la reapertura del caso sí tiene importancia. Entre otros aspectos, valorar un posible perfil reincidente y, sobre todo, averiguar más detalles sobre el tipo de personalidad de la acusada.
Todo ello puede influir en su condena, aunque Ana Julia ya ha asumido algo: "Pasaré el resto de mi vida en la cárcel". Así lo manifestó en una carta en la que pedía disculpas al padre del pequeño.