La Casa Real española cobra un sueldo por ley. De hecho, salieron titulares que afirmaron que la princesa Leonor cobraba algo más de 100.000 euros al año, pero la verdad es que ni ella ni su hermana la infanta Sofía cobran ningún tipo de estipendio al mes, ni al año. Será así hasta el año 2023, cuando la heredera al trono cumpla los 18 años y tenga que jurar su cargo como Princesa de Asturias ante las Cortes.
Por ahora, las hijas de los reyes de España reciben una mensualidad 30 euros al mes. Tanto doña Letiza como el rey Felipe VI quieren que sus hijas vayan aprendiendo ciertos valores y entre ellos está el de ahorrar. En este sentido se están criando como cualquier otro niño o niña y aunque por su condición como royals los excesos vienen por otros costados, la madre de las pequeñas quiere que ambas reciban una educación de calidad. La prensa sabe lo mucho que a la experiodista le gusta controlar cada paso que dan sus hijas en su rutina diaria.
Pilar Eyre, una vez más, ha querido desmentir lo que muchos ciudadanos piensan. La princesa Leonor y la infanta Sofía no viven a base de todo tipo de ostentaciones y lujos en lo que a una asignación mensual se refiere y la periodista lo ha querido dejar claro a través de su blog en la revista Lecturas. Los impuestos que todos los españoles pagan, destinados a la manutención de los inquilinos de Zarzuela, no llegan de forma directa a las pequeñas.
A través de un intermediario
Tras la polémica suscitada en redes tras los rumores que señalaban esto, Eyre ha reaccionado de manera muy directa a la cuestión y le parece un disparate: "¿Pero qué inventos son estos? Ni Leonor ni su hermana Sofía perciben un sueldo, como se dice por ahí". Si la primogénita de los reyes fuera remunerada mensualmente por su rol como princesa, recibiría en la actualidad unos 146.376 euros al año. Bastante más de lo que ganaba doña Letizia cuando aún ocupaba ese lugar. Sin embargo, la economía puede cambiar cuando cumpla la mayoría de edad.
El dinero que las dos hermanas reciben lo emplean para comprar por internet. Sus padres no las dejan salir, excepto a "las casas de sus amigas" y por tanto, apenas tienen opción de gastárselo en algún otro lugar. La escritora se atreve a afirmar que "nunca han pisado unos grandes almacenes, ni una cadena de ropa juvenil, ni cogido el metro, ni frecuentado un bar, ni siquiera una librería". De hecho, ni siquiera cuando acuden a Palma de Mallorca pueden dar un paseo normal. "No dejan de ser una performance", explica Eyre.
Sin embargo, las jóvenes han aprendido a manejar sus ahorros y si bien los gastan de una forma moderada, "compran por persona interpuesta". Es decir, no lo hacen directamente a su nombre. Adquieren de todo, pero mayoritariamente se preocupan de escoger "regalos para su familia y las fiestas de cumpleaños a las que acuden".
