Arabia Saudí es uno de los países con mayor desigualdad de género en el mundo. El país, en el que el 95% de la población trabajadora está compuesto por hombres, está gobernado por una especie de apartheid de género que deja a las mujeres en un auténtico segundo plano. El machismo ha contaminado cada rincón de una sociedad saudita que, a decir verdad, poco a poco comienza a ser más permisiva con las mujeres, aunque escribir estas palabras conociendo su verdadera situación en Arabia Saudí parece un chiste.
Comprar una revista femenina, entrar en un cementerio o tener una muñeca son solo algunas de las cosas que las mujeres tienen prohibidas en el país de Oriente Medio. Pero hay otras muchas más limitaciones que sufren, cada día, las más de catorce millones de mujeres que componen la región, casi la mitad de la población nacional. A continuación repasamos cómo es la vida de una mujer en Arabia Saudí.
1 Cuentan con un tutor de por vida: el mahram
La mujeres de Arabia Saudí son tratadas, prácticamente, como menores de edad durante toda su vida. Están obligadas a tener un guardián para siempre: un hombre que se haga cargo de ellas y que tome absolutamente todas sus decisiones. Ellos lo llaman «mahram», una especie de tutor que las maneja a su antojo y que actúa como su dueño, como un amo.
Suelen ser sus maridos, sus hermanos o sus padres y sin ellos no pueden ni siquiera salir de casa. Tampoco pueden ir a la compra o ser operadas de urgencia sin su consentimiento y acompañamiento, ya que si caminan solas por la calle pueden ser agredidas y violadas. Parece algo exagerado, pero su realidad es así de cruda. Es su castigo por no obedecer, por no someterse a las decisiones de un hombre que opera por ella.
2 Conducir y viajar
No existe una ley que impida conducir a las mujeres de manera directa, pero sí es cierto que la doctrina religiosa wahabí contempla su prohibición. Se trata de una de las vertientes más radicales del islam, que asegura que el hecho de que las mujeres sauditas se pongan al volante quebranta los valores sociales de la humanidad.
Algunas voces abogan por permitir a las mujeres conducir en casos muy concretos, como por ejemplo a la hora de realizar labores de ama de casa como llevar a los niños al colegio, o si fuera necesario trasladar a un familiar a un hospital de manera urgente, por ejemplo.
Cansadas del desprecio constante al que son sometidas, algunas mujeres del país se han organizado en contra de este tipo de prohibiciones y las han quebrantado subiendo fotos y vídeos a las redes sociales en los que se les puede ver conduciendo. Sin embargo, sus justificadas provocaciones no parecen haber surtido y efecto y la libertad al volante de las mujeres sauditas es, a día de hoy, toda una utopía.
3 Estudiar, trabajar o votar
Las mujeres sauditas pueden estudiar, siempre y cuando cuenten con el permiso de su tutor o guardián, y siempre que elijan una carrera universitaria que se les permita cursar. No pueden acceder libremente al catálogo de estudios, como cualquier hombre de su país; porque, al mismo tiempo, tampoco pueden ocupar cualquier puesto de trabajo para el que estén capacitadas.
Hay profesiones, la mayoría, reservadas especialmente para los hombres, por lo que a las mujeres les queda un pequeño porcentaje de oportunidades laborales. Tal es la situación educativa y laboral de las mujeres en Arabia Saudí que casi el 80% de las mujeres que terminan una carrera universitaria no logran, después, un puesto de trabajo.
A su vez, también cuentan con dificultades durante su desarrollo educativo. Si sus docentes son hombres, tal y como ocurre en la mayoría de ocasiones, las clases han de ser impartidas por videoconferencia ya que apenas pueden tener contacto directo con el género masculino (aunque parezca una broma, uno de los motivos por los que las mujeres no pueden conducir es por evitar que se vean en la obligación de interactuar con otros hombres en el caso de que el vehículo se averíe).
En cuanto a la posibilidad de votar siendo mujer en Arabia Saudí, hay buenas noticias. El sufragio femenino existe en el país de Oriente Medio desde hace aproximadamente un año y medio, por lo que las mujeres sauditas pueden acudir a los colegios electorales y ejercer su derecho al voto, aunque siempre acompañadas por su tutor.
4 Sus ropas: ¿qué pueden ponerse?
No hay mucho donde elegir en este caso. Cualquier parte de su cuerpo, excepto su rostro y sus manos, está prohibida ser mostrada. Enseñar sus piernas o su pelo en Arabia Saudí es algo parecido a ir desnudo en occidente, pero con peores consecuencias. Es por ello por lo que las mujeres sauditas deben llevar un hijab y un abaya, ambos negros. De ningún otro color.
El hijab es un velo que cubre toda la cabeza, a excepción de los ojos, y parte del cuello y del torso; mientras que el abaya es una especie de túnica de color negra. Por supuesto, las mujeres tienen estrictamente prohibido maquillarse o mostrar su belleza, ya que ambas circunstancias sirven de excusa para ser violadas o agredidas, acusadas de ser prostitutas.
5 Otras prohibiciones
En Arabia Saudí las mujeres no pueden probarse ropa en una tienda, o utilizar la piscina o el spa en un hotel. Tampoco pueden viajar sin autorización previa de su tutor o abrir una cuenta bancaria sin el permiso de su cónyuge. Tienen prohibido acceder a un camposanto, adquirir una muñeca o leer una revista femenina. Su declaración ante un juez vale exactamente la mitad que la de un hombre, y en algunos edificios públicos tienen una entrada específicamente para ellas. También existen playas o parques a los que solo pueden acceder hombres.
6 Su reacción
Aunque a occidente fácilmente nos escandalice este tipo de prohibiciones y esta segregación de género que sufren las mujeres en Arabia Saudí, es importante tener en cuenta que nuestro estupor nace como consecuencia de haber crecido en una cultura en la que, afortunadamente, la democracia, la libertad y los derechos humanos funcionan como la base de nuestras circunstancias.
Todo lo contrario a lo que la sociedad saudita experimenta en su día a día. Esta cultura tan sumamente machista y patriarcal está tan arraigada que incluso las mujeres de Arabia Saudí están satisfechas con sus circunstancias. En una entrevista al New York Times, la funcionaria Noura Abdulrahman explicaba, así, su visión de la situación de la mujer en su país: "En nuestra cultura, las mujeres logramos nuestra integridad gracias a una vida segregada de los hombres. Como mujer saudita quiero tener un guardián. La imagen que se tiene desde occidente es que los hombres nos dominan, pero se olvidan de mencionar el aspecto del amor. Si quieres estabilidad y seguridad en tu vida, si quieres un marido que de verdad cuide de ti, solo lo vas a encontrar en el Islam".