Michael Eggers, un hombre blanco de 50 años de edad, fue ejecutado el pasado jueves en Alabama (EE. UU) por el asesinato de su jefa en el 2000. Su muerte llega tras años en los que había renunciado a presentar diferentes recursos para que el estado tuviese los menos impedimentos posibles para matarle.
Los servicios penitenciarios de la prisión Holman de Atmore (Alabama) confirmaron su muerte a las 19.29 hora local del pasado jueves 15 de marzo, tras recibir la inyección letal. Una ejecución que fue solo presenciada por su hermano, su cuñada y dos amigos, ya que negó la presencia de sus abogados. Incluso, declinó el derecho de pronunciar sus últimas palabras y también de escoger una última cena.
Renunció a su defensa para acelerar su ejecución
Desde que Michael fue arrestado y declarado asesino de Bennie Francis Murray, su jefa en la feria ambulante, había mostrado su voluntad de acelerar su ejecución. Para ello, había rechazado cualquier tipo de recursos de los múltiples que se pueden presentar a lo largo del proceso de apelaciones de cualquier reo.
Incluso, sus antiguos abogados solicitaron que paralizarán su ejecución alegando incapacidad mental por parte de Eggers. Sin embargo, el Tribunal Supremo rechazó esta última petición este jueves. Lo que llevó al delincuente a la inyección letal tras 17 años en el corredor de la muerte.
La historia de Michael Eggers se retoma a diciembre de 2000 cuando fue condenado a muerte por matar a Bennie Francis Murray, su ex-jefa en la feria ambulante donde trabajaba. Como relatan los documentos judiciales, tras abandonar su trabajo en la feria Michael pidió a Francis que le volviera a contratar, algo que finalmente no sucedió. Sin embargo, ella le trató de ayudar en su búsqueda de empleo acompañándolo a diversos lugares.
En uno de esos viajes, Eggers atacó a Murray arrojándola fuera de su coche e, instantes después, regresó a rematarla para terminar escondiendo el cadáver en un bosque cercano, tal y como confesó posteriormente ante las autoridades.
Cuando se denunció su desaparición el rastro de tarjetas de crédito y las llamadas telefónicas llevaron a la detención de Michael Eggers en Florida una semana después de los hechos.
La ejecución de Eggers se ha convertido en la primera del estado de Alabama y en la quita en todo Estados Unidos.