El asesinato del periodista opositor Jamal Khashoggi ha creado toda una crisis internacional. El activista, muy crítico con la monarquía de Riad, acudió a gestionar unos trámites en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, donde fue retenido, aislado, torturado y descuartizado vivo. Precisamente uno de esos verdugos ha fallecido este jueves 18 de octubre en un accidente de tráfico calificado como "sospechoso", según los medios turcos.
El caso, que alcanza niveles descomunales, ha obligado a Riad a reconocer lo evidente. Y está condenando a la última monarquía absolutista del mundo a una especie de 'castigo', con peticiones de sanciones y anulación de visitas a las conferencias de líderes empresariales (como Google o JPMorgan) del conocido como Davos del desierto.
Sin embargo... ¿Estamos solo ante la punta del iceberg? ¿Estamos en un interrogatorio en el que a alguien 'se le fue la mano'? ¿Estamos ante un plan organizado hasta el último detalle y ejecutado con precisión?
Todo apunta a lo segundo. Khashoggi acudió al consulado citado para recoger unos documentos de identidad, donde le esperaban los agentes. Allí, le torturaron entre quince personas, pero aún faltaba un detalle: el médico forense Salah Tubaigy viajó explícitamente al lugar armado con una sierra empleada para cortar huesos.
Pero dentro de todos estos movimientos, aún queda mencionar toda una trama digna de películas y libros: la guerra interna que se libra en el seno de la monarquía saudita para alzarse con el bastón de mando y derrotar al rival sin piedad. Ya saben aquello de que el peor fuego... es el 'amigo'. Y si no, comprueben las conversaciones registradas por las autoridades estadounidenses entre los gerifaltes del régimen.
El golpe palaciego de 2017 y las invitaciones a consulados
Para comprender estos movimientos debemos nombrar al príncipe heredero Mohamed ben Salman, conocido por sus iniciales MBS, y que fue presentado como una especie de 'regeneración' porque permitió conducir a las mujeres, pero que podría ser el principal responsable de todo este caso.
Las críticas internas han sido constantes desde su llegada y han contado con varios nombres. Uno de ellos es el príncipe multimillonario Al-Waleed ben Talal, muy bien relacionado con Khassoggi y sometido a todo tipo de torturas tras el golpe de poder palaciego que MBS dio en 2017. De hecho, ben Talal permaneció en esta situación durante meses, hasta que llegó a un "acuerdo con las autoridades", fue liberado y el Rey justificó que se había producido un "malentendido".
Ahora, con la muerte del socio de ben Talal y con el papel de MBS en entredicho, otro príncipe opositor, Khaled bin Farhan al-Saud, ha decidido denunciar desde su residencia en Alemania todos los secretos del régimen en una entrevista con The Independent, en la que no ahorra detalle.
Según sus palabras, la política de invitaciones a consulados con fines cuestionables sería una práctica frecuente para los saudíes. Al-Saud considera que el príncipe quiere callar a los críticos con cualquier arma y señala que él mismo ha sido invitado a las embajadas saudíes en una treintena de ocasiones. La última: una llamada del consulado de El Cairo, 10 días antes del asesinato de Khashoggi, para recoger "un gran cheque" de millones de dólares, como "cortesía" por sus problemas financieros . Nunca cogió el vuelo.
Uno de los príncipes disidentes recibió una treintena de llamadas para visitar a los funcionarios de distintas embajadas saudíes, la última 10 días antes del asesinato de Khashoggi
Pero esta represión continúa hacia adelante. Según denuncia al-Saud en su entrevista, otros cinco miembros de la realeza que viven en Riad se habrían sublevado ante la unánime condena internacional por la muerte del periodista en Estambul. El príncipe heredero habría ordenado su detención, les habría sometido a torturas y, por el momento, se encuentran en paradero desconocido.
"Me invitaron a acudir a la embajada en 2010 y me negué"
El relato de ben Salman no es único. Ghanem Dosari, un periodista satírico y crítico con el régimen saudí, asegura que ha recibido propuestas similares: "Las autoridades tienen una larga historia de invitaciones a las embajadas. A mí me lo ofrecieron en 2010, pero me negué".
Dosari se encuentra huído del país de Oriente Próximo y, aún, vive con miedo: "No he viajado allí durante años por miedo a entrar en el país y ser inmediatamente capturado. Sé que muchos disidentes viven allí con pánico y no son capaces de abandonar, siquiera, sus casas".
Uno de los argumentos que MBS ha empleado para erigirse como 'renovador' ha sido el mantra de la lucha contra la corrupción. Gracias a él, ha podido terminar con otros miembros de su familia que no han sido afines a su poder.
Entre ellos se encuentra el príncipe Abdul Aziz bin Fahd, hijo del difunto rey King Fahd, desaparecido desde 2017 tras una orden de arresto domiciliario. Este miembro de la Familia Real fue detenido en una redada realizada en el hotel Ritz-Carlton como parte en el marco de una macrocausa contra la corrupción.
En el mismo paradero se encuentra el príncipe Khaled bin Talal, detenido junto a su hermano multimillonario Al Waleed Talal, aquel que fue posteriormente liberado tras un "millonario acuerdo". En el caso de Khaled, no hubo tanta suerte y continúa en paradero desconocido.
Otros casos, como los del familiar Saud bin Saif al-Nasr, el príncipe Turki bin Bandar (que publicó vídeos en contra del régimen) cuentan con el mismo parecido. Y no olvidamos el caso de Khaled Bin Fayar: invitado a un vuelo a Roma, el avión torció su dirección y terminó en Riad, donde desapareció sin dejar rastro.
La Guerra Fría y las críticas internas
A pesar del poder económico de Arabia Saudí, lo cierto es que la situación se complica. Los movimientos internos que piden apertura siguen hacia adelante, a pesar de la dura represión del Gobierno y la fallida primavera árabe de 2011.
En el tablero internacional, Arabia Saudí vive su particular Guerra Fría con Irán a cuenta de imponer su visión del Islam, la sunnita, frente a la chiíta. El principal campo de batalla se libra en Yemen, aquel asunto que puso en jaque la venta de armamento español a la monarquía del Golfo Pérsico.
El dinero es la principal base con la que la última monarquía absolutista del planeta sale a flote, pero... ¿hasta qué punto puede desestabilizar esta guerra interna? ¿Hasta qué punto está dispuesto a llegar MBS? Y, sobre todo, ¿cuánto se permitirá desde la Comunidad Internacional?