La iglesia no se cansa de atacar injustamente al colectivo LGTBI y de hacer el rídiculo. Se jactan pidiendo respeto y tolerancia hacia sus creencias cuando ellos, una y otra vez, pisotean los derechos de todos aquellos que no comulgan con sus ideas religiosas.
Una vez más, el vicepresidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Valencia, el cardenal Cañizares, ha denigrado a las personas con una orientación sexual distinta afirmando que la ley LGTBI admitida a trámite por todos los grupos del Congreso salvo la -¡oh, sorpresa!- abstención del PP, es "comunista, nazi y discriminatoria". Sí, el mismo cardenal que aseguró que había que defender a la familia contra el "Imperio Gay" y que fue demandado.
Una ley necesaria
La norma que ha contado con el respaldo de todos los partidos políticos con 2 votos en contra -el ex ministro del Interior Jorge Fernández Díaz y el diputado de UPN Iñigo Jesús Alli Martínez- y la abstención del PP, resulta imprescindible para el reconocimiento de la comunidad LGTBI, así como para asegurar sus derechos y perseguir judicialmente los ataques que sufren casi a diario por parte de homófobos.
Sin embargo, para Cañizares, esta ley "impide la democracia y va en contra de un gran número de derechos, algunos de ellos fundamentales". Entre esos derechos que considera imprescindibles se encuentra el derecho a la igualdad, el de libertad religiosa y de conciencia, el de expresión, el de protección de la salud, la libertad de educación, el de los padres a la educación moral y religiosa que elijan para sus hijos y el derecho a la integridad física y moral.
Precisamente, la ley LGTBI pretende establecer una igualdad plena entre todos los españoles y evitar la discriminación por orientación sexual. Porque, aunque el arzobispo no lo crea, los heterosexuales no han sufrido humillaciones ni palizas a lo largo de la historia. Ni tampoco se les persigue y condena, muchas veces a muerte, en muchos países en la actualidad.
Adoctrinamiento "comunista y nazi"
El cardenal acusa a la norma de querer imponer una ideología y de perseguir a todos aquellos que no la compartan. Compara esta ley con lo que hacen los comunistas, los regímenes totalitarios y los nazis. Según Cañizares, "adoctrinar a los niños en ideología de género es una maldad". Para este casposo religioso, educar a los adolescentes y ofrecer ayuda institucional a las personas transgénero es hacer el mal y ser Satanás.
La ley LGTBI tiene como objetivo educar desde las escuelas para erradicar la lacra de la homofobia y ofrecer ayuda si una persona decide libremente cambiarse de sexo porque siente que no pertenece al género con el que nació. Lo ideal para este arzobispo sería que todos leyéramos la Biblia y recibiéramos una educación llena de prejuicios sin posibilidad de que nos enseñen la diversidad de la vida humana.
Para Cañizares, esta norma es discriminatoria y "otorga privilegios" en lugar de ampliar derechos básicos. Sin embargo, no concreta cuáles son los privilegios que supuestamente la norma concede al colectivo LGTBI. El arzobispo se ha olvidado mencionar que, en realidad, los que han tenido "privilegios" hasta ahora han sido los heterosexuales. Y los que son perseguidos y discriminados son los homosexuales.
El artículo firmazo por Cañizares mezcla medias verdades con incoherencias absolutas. El cardenal afirma, tras un duro ataque a la norma que pretende hacer avanzar a la sociedad, que las "personas LGTBI necesitan una protección ineludible frente a la discriminación" y que "todos son seres humanos independientemente de su orientación sexual". Probablemente, el día en el que escribió esto el vino católico, apostólico y romano se le subió a la cabeza.
Denunciado por delitos de odio
Cañizares fue denunciado ante la Fiscalía por delitos de odio tras declarar que había que defender a la familia frente al "Imperio Gay". Sin embargo, la denuncia fue archivada por el juez. Pese a este escándalo, resultó reelegido para ser vicepresidente de la Conferencia Episcopal el pasado mes de marzo por segunda vez.
No contento con encabezar las manifestaciones en contra del matrimonio igualitario para impedir que la norma de Zapatero se aprobara -cosa que, "gracias a Dios" no sucedió-, este arzobispo ha hecho un llamamiento a la sociedad para que incumplan la ley de transexualidad del gobierno valenciano. Sin embargo, la sensatez institucional se mantiene y el Gobierno de la comunidad valenciana ha advertido que sancionarán a todos aquellos que se salten la ley.