De vez en cuando la jerarquía eclesiástica nos sorprende con sermones tan polémicos como anacrónicos. La última perlita nos la ha regalado el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, quien en la homiliía celebrada el pasado miércoles 8 de septiembre, ha dejado caer que en España los toros tienen más derechos que los "niños abortados" o los "ancianos eutanasiados".
"Ya quisiera yo que niños abortados o ancianos y enfermos eutanasiados sin paliativos tuvieran la legislación protectora que se les brinda a los toros", afirmó Sanz Montes, que considera "mal asunto" cuando "la estocada se da en el seno materno, o cuando en el dolor terminal se da la puntilla al enfermo; eso es otra corrida subvencionada".
Por otra parte, el arzobispo de Oviedo también alabó la respuesta del Gobierno de Asturias ante la pandemia, pues si buen la situación sanitaria "nos sigue llamando a la prudencia y la responsabilidad", en el Principado "apunta maneras por la gestión que está haciendo nuestro gobierno regional y la generosa colaboración ciudadana".
Sanz Montes se refirió, además a "otros escenarios menos halagüeños", entre los que citó el paro, especialmente el juvenil; el precio de la luz; la baja tasa de natalidad o "algunas leyes sin demanda ni debate social", según informa El Correo.
Sobre política internacional
Desde su púlpito, el arzobispo de Oviedo también quiso referirse a la situación internacional, concretamente a lo sucedido en Afganistán, ya controlado por los talibanes. Sanz Montez ha lamentado la actitud de "algunos fundamentalistas de turbante o turbadores de guante blanco" hacia "las mujeres y las niñas", así como con los cristianos que "degüellan sin miramiento ante la indiferencia internacional".
Estas declaraciones se han producido durante el acto religioso del Día de Asturias, al que acuedieron el presidente del principado, Adrián Barbón; así como una amplia representación político e institucional. Debido a la pandemia del coronavirus, por segundo año consecutivo los actos que conmemoran la festividad de Nuestra Señora de Covadonga quedaron reducidos a la eucaristía celebrada en la Basílica, sin la tradicional procesión a la Santa Cueva.