Albania siempre ha sido el país más madrugador en el camino al Festival de Eurovisión y, de cara a 2020, no podía quedarse atrás. Pese a los terremotos que afectaron al país hace un mes escaso, la RTSH ha vuelto a celebrar con solvencia su clásico 'Festivali i Këngës', que para su quicuagésima octava edición ha presentado un nivel musical diverso y de calidad, acompañado de un salto en infraestructura televisiva más que destacable.
La gran final se ha compuesto de doce candidaturas (tras dos semifinales previas), y ha contado con artistas invitados de la talla de Eleni Foureira, Mahmood en una de sus semis o la italiana Giusi Ferreri. Pero, en un año donde podíamos esperar una propuesta más movida por parte de Albania, el jurado finalmente se ha decantado por la clásica balada que tan bien les funciona y que no suelen dejar de lado.
Una sorpresa clásica
Arilena Ara y la balada 'Shaj' serán la propuesta por parte de la RTSH en Rotterdam. Después de casi quince días donde parecía que sería Elvana Gjata y su propuesta más movida 'Me Tana' la vencedora, en la final terminó por primar la 'cordura' armenia.
Y es que 'Shaj' es la típica balada de altura a la que nos tiene acostumbrada Armenia. Quizá renunciando algo a los toques étnicos que sí tuvo por ejemplo Jonida Maliqi el año pasado en Tel Aviv con Kteju Tokës, desde Tirana se vuelve a apostar por una artista de una potencia vocal envidiable, y una canción que además de lucir mucho con la orquesta de la televisión armenia, ha dejado ya detalles de una puesta en escena interesante.
Siendo la primera canción y siquiera habiendo llegado a 2020, es complicado averiguar la suerte con la que correrá Armenia en tierras holandesas, aunque sí parece que el fantasma de lo que pudo ser y no fue habiendo elegido otra canción estará presente durante meses.
Se podía arriesgar, y no se quiso
Hay quien dice que hasta que no se oyen todas las canciones es imposible hacer un juicio justo de la competitividad de una canción en Eurovisión. Sin embargo, hay ocasiones en las que apenas unas notas te dejan claras las intenciones de un tema.
En el argot eurovisivo se suele hablar de un 'bop', esa canción que te lo puede dar todo nada más oírla, y que en una pabellón inmenso reluciría de lo lindo. Pues bien, Albania tenía todo un éxito viral en su mano con Elvana Gjata y su 'Me Tana', y lo han dejado escapar.
Y es que la canción, la que para muchos guarda reminiscencias de Rosalía o incluso de la también nacida en Albania Eleni Foureira, llegó a registrar un millón de visitas en apenas día y medio, disparando todas las alarmas no solo por ganar el Këngës, sino por ser competitiva en Eurovisión.
Sin embargo, el Festivali i Këngës es una competición todo jurado, en la que el impacto popular de poco importa. Introduciendo este año un jurado internacional con los nombres de Christer Bjorkman (promotor del Melodifestivalen sueco), el productor griego Dimitris Kontopoulos y el jefe de delegación islandés, lo cierto es que el resultado no ha separado mucho de lo que vivíamos con jurados autóctonos albaneses solamente.
¿Recuerdan la de Lo Malo en 2018? Pues algo así hemos vivido en Tirana, aunque también es verdad que nos tienen acostumbrados a cosas así casi cada año.
La primera de la década
De esta forma, Albania en principio arriesga poco pero confía en una de las caras más conocidas de su industria musical. Ganadora de Factor X en su país, y vencedora de otros certámenes musicales de prestigio en su país como el Kenga Magjike, la presencia de Arilena Ara en el Këngës era todo un acontecimiento en el país, consiguiendo la victoria en su primera aparición.
Así, este 'Shaj' se convierte como de costumbre en la primera canción del curso eurovisivo, así como la primera de los 'años 20' en términos eurovisivos. Seas de aquellos que piensan que la década acaba ahora o el año que viene, ya tienes una canción para hacer tops, quemarla a escuchas en Spotify o incluso aventurarte a decir como queda. Esto no para y el camino a Rotterdam solo ha hecho comenzar, como siempre, en Tirana.
