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Marina Abramovic, la artista que se dejó usar como un objeto durante seis horas

Se la considera como la "madrina del arte de la performance" porque exploró los límites entre el cuerpo y la mente.

Marina Abramovic es considerada la "abuela" del arte de las performances. Nacida en Belgrado (Yugoslavia) el 30 de noviembre de 1946, esta mujer exploró los límites a los que se le puede someter al cuerpo humano para mostrar la riqueza y la originalidad artística. La materia prima ha sido siempre su propio cuerpo. 

Es reconocida en el mundo del arte, sobre todo, tras llevar a cabo uno de sus primeros trabajos en el año 1974. Esta artista serbia se mantuvo inmóvil frente a un grupo de personas, el público, y les facilitó hasta 72 instrumentos con diferentes funcionalidades para que hicieran con ella lo que quisieran durante seis horas sin ningún tipo de consecuencia. Esta "obra" demostró lo que el ser humano es capaz de hacer si no se le ponen barreras: la violencia predominó durante casi todo el proceso.

Dispuesta a morir

Cada uno entiende la vida de la forma que más le parece correcta. Y lo mismo ocurre con el arte. Abramovic pretendía hacer reflexionar a través de su obra sobre la confianza y el contrato social al que están sometidos los seres humanos desde que se establecieron normas para poder convivir en armonía.

Durante toda su vida, ha realizado numerosas obras de arte en la que realizaban actos que ponían su cuerpo al límite. Muchos fueron los que la tildaron de provocadora. En numerosas ocasiones, se ha autolesionado, ha tomado drogas para inducirse en un estado catatónico, se ha cortado las uñas de las manos y los pies y se ha dejado agredir por el público. Esto ha hecho que, a veces, saliera de los museos inconsciente y tuviera que ser atendida por los servicios médicos.

Sin embargo, en 1974 llevó a cabo la creación que la popularizaba tras poner su cuerpo al servicio del público en nombre de una disciplina más realista que cualquier otra, jugándose incluso la muerte y aceptando que cualquiera de los allí presentes podría acabar con su vida sin que ella se inmutara. "Me sentí realmente violada", declaró tras finalizar esta exposición.

Durante esta obra, llamada 'Ritmo 0', los que se encontraban frente al cuerpo inmóvil de Abramovic disponían de 72 instrumentos para realizar lo que quisieran con un espacio temporal de seis horas. Muchos objetos podrían ser utilizados para provocar placer. Sin embargo,otros tantos eran capaces de provocar un gran sufrimiento al físico de la artista.

Estaba dispuesta a morir durante la performance de 1974

Entre los utensilios había tijeras, cuchillos, un látigo, una pistola con una bala, un hacha o una pluma. Al principio, el público reaccionó con timidez e incluso se produjo algún abrazo entre alguno de los participantes con su cuerpo paralizado. Sin embargo, con el paso de las horas, el ser humano reflejó su verdadera cara: una violencia desmedida. Le clavaron espinas en el estómago, le cortaron la ropa, le hicieron cortes en el cuello, bebieron de su sangre, le abrieron las piernas y le colocaron un cuchillo en su vagina e incluso uno de los participantes la apuntó con la pistola. Tuvo suerte: otro de los allí presentes evitó que la mataran.

Los artistas Marina y Ulay durante la exposición de su obra Imponderabilia
"Los artistas Marina y Ulay durante la exposición de su obra Imponderabilia"

"Estaba dispuesta a morir durante la actuación" aseguró Abramovic en una frase escalofriante que transmite la deshumanización tanto del arte que ha promovido durante décadas como de las personas que participan de el. La artista explicó que todo lo que ella ha estado realizando se aleja de lo teatral porque, en su caso, la sangre es de verdad y no salsa de tomate. Con esta aclaración, quiere reafirmarse en su idea original: su obras es "arte real".

"Después de exactamente seis horas, según el plan, me levanté y empecé a caminar hacia el público. Todos escaparon, evitando un enfrentamiento real", ha aseverado Abramovic tras explicar cómo finalizó esta performance explosiva y revolucionaria.

Renuncia al amor y a la descendencia

Los artistas Marina y Ulay durante la presentación de Rest Energy
"Los artistas Marina y Ulay durante la presentación de Rest Energy"

Abramovic ha relatado que ha renunciado hasta en tres ocasiones a tener hijos, llegando a realizarse hasta tres abortos. Según la explicación que traslada a los medios y a la sociedad, "las mujeres no son tan exitosas como los hombres en el mundo del arte debido a que no quieren renunciar al amor, a la familia y a los niños".

"Los niños serían un desastre para mi trabajo", aseguraba la "madrina" de las performances. La idea principal que tiene Abramovic sobre el trabajo de las mujeres está basada en la hipótesis de que el sexo femenino no alcanza puestos de poder y de responsabilidad como los hombres debido a que sienten debilidad por el amor y la familia. "Una solo tiene una energía limitada en el cuerpo y (al renunciar a tener familia) no habría tenido que dividirla", aseguraba para justificar su plena dedicación a este tipo de arte más real y menos humano.

Sin embargo, Abramovic asegura que también es un ser humano que desea encontrar a su pareja ideal. "Claro que sueño con encontrar al hombre perfecto, pero eso no quiere decir que yo cambiaría. No soy material de unión, eso sería terrible. Mi sueño, en realidad, es tener a alguien con quien desayunar los domingos por la mañana y leer el periódico", declaraba. 

Las performances de Marina y Ulay

La artista asegura sentirse una mujer "completamente libre" gracias a que no ha tenido  ni marido ni hijos. Sin embargo, a lo largo de su vida sí ha llegado a tener pareja. En 1980 estuvo con el fotógrafo y artista alemán Uwe Laysiepen, más conocido como Ulay, y realizó varias performances entre las que se encuentra 'Rest Energy'. Durante esta presentación, él la apuntaba con un arco tensado al corazón durante varias horas. Los micrófonos captaron los latidos del corazón y los ruidos del arco en su esfuerzo por no dispararse.

En 1977, la pareja conformada por Abramovic y Ulay presentaron al público 'Imponderabilia'. Ambos se colocaban uno frente al otro completamente desnudos en el marco de la puerta que daba acceso a la exhibición obligando a todo aquel que deseara entrar a rozarse con sus cuerpos sin ropa.

Otra de sus obras conocidas fue 'A-AAA' reproducida en 1978. Durante la realización de esta representación, ambos artistas se gritan para determinar cuál es la voz dominante, en un claro pulso de poder. Abramovic ganó por goleada.

Cuando sintieron que su relación y su amor se agotaba, ambos decidieron recorrer la Muralla China, cada uno desde un extremo, para reencontrarse en el centro y fundirse en un abrazo tras el cual no se verían jamás. Décadas más tarde, después de estar 22 años sin verse -desde 1988-, la pareja se reencontraba en 2010 durante la representación en vivo de Abramovic de 'La artista está presente', un monográfico retrospectivo llevado a cabo en el 'MoMa', el conocido museo neoyorquino.

La creadora estuvo durante 736 horas y 30 minutos sentada inmóvil frente a una mesa en una de las salas. Los visitantes podían sentarse enfrente y compartir su mirada durante un minuto. Muchos fueron los espectadores que rieron, lloraron o se fueron por la puerta del museo tal cual entraron. Fue entonces cuando reapareció por sorpresa y se posó frente a la mirada de Abramovic el artista con el que había compartido tantas historias y obras: Ulay. 

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