Si eres feminista y tienes la osadía de decirlo en público tranquilamente, seguro que te has topado con miles de comentarios despectivos. O sea, ya puedes estar a favor de Donald Trump o hablar sobre las razones por las que se fundó ETA, que, bueno, encontrarás algún comentario justificando por qué tu opinión puede ofender. Pero, ¡Dios te libre de pedir la emancipación de las mujeres del poder patriarcal! Exagerada, bollera, feminazi, malfollada, tonta, fea, histérica, asesina de bebés, que si odias a los hombres, que si no les dejas mantenerse en su no lucha contra la desigualdad masculina, que quieres hacerles sufrir, que tú no sabes lo que es la igualdad, que si las femen enseñan las tetas las muy zorras... ¡Uf! Es demasiado cansino.
Entonces, sobre todo cuando estás descubriendo la realidad tan dolorosa de las mujeres, intentas enseñarles por qué todas y todos debemos luchar contra el machismo, y les das una lección sublime y muy acertada de por qué no tienen razón. Pero nada, entonces saltamos a los divorcios, la custodia compartida, las denuncias falsas, las brujas de los cuentos... Un día, en esos 4 minutos de gloria de los que disfruto cada semana viendo 'El tornillo', dijeron la clave: "no intentes ser pedagógica, porque no quieren que les convenzas, quieren cuestionarte, porque están tan contentos de ser machunos, que no quieren parecerlo".
Así que este artículo vamos a desmontar algunos de esos argumentos machunos o machirulos que tenemos que aguantar una y otra vez y hacen que nos den ganas de pegarnos un tiro. Pero, por una vez, no vamos a dirigirnos directamente a los machitos que nos desprestigian. Vamos a dirigirnos al lector y lectora en general, simplemente para que nadie les haga dudar, nunca, de su posición. Y, como decían en 'El tornillo', ante una frase machuna, sólo lánzales un "¡Zasca!" y déjales que ellos solos rumien su discurso machista.
1 Sois muy radicales, muy agresivas, deberíais tener un tono más conciliador
Las feministas no somos más agresivas o radicales que otros luchadores. Simplemente se asume, por herencia cultural, que las mujeres han de ser suaves y encantadoras, y los hombres agresivos y tajantes. Pues, mira, no, cada una es como es, independientemente de su género. ¿Alguien llamaba demasiado agresivos a los mineros o los trabajadores de astilleros del norte que luchaban por mantener su puesto de trabajo a base de lanzar tuercas, quemar neumáticos o quemar coches abandonados? Pues al lado de eso, parece que sacar las tetas en público o pasear un coño de plástico parece, cuanto menos, un acto terrorista.
2 Y las mujeres que son machistas, ¿qué? Ellas son el problema
Las mujeres que no luchan contra el machismo, que no lo ven o lo ignoran, no son las responsables de que exista el patriarcado. Simplemente cumplen el papel para que el que fueron educadas, y bastante soportan a lo largo de su vida, aunque piensen que es lo normal. Pero el que una mujer no se defina feminista, e incluso sienta cierta repulsión hacia el movimiento, no implica que a lo largo de su vida haya tenido y tenga ideas feministas.
Pero, las que niegan, las que siguen el juego al patriarcado, las que se ríen con comentarios machistas, las que se sientan halagadas ante el acoso sexual callejero, las que se responsabilizan de las agresiones por la ropa que llevan, las que no consideran que mantener sexo no consentido sea una violación etc, no son las responsables del machismo. Así que los machistas no deben volver a lanzar balones fuera y poner en las mujeres, una vez más, la culpa y la responsabilidad para no admitir sus privilegios.
3 Ni machismos, ni feminismos, ¡igualismo!
Me da pereza, sueño y pierdo las ganas de vivir cada vez que oigo, una vez más, esta frase. Otra vez hay que explicar que el machismo es la actitud que genera conductas que colocan al hombre por encima de la mujer, derivado del sexismo, que es el prejuicio de que las personas somos diferentes por cuestiones sexuales y, en base a él, se crean los roles de género. El feminismo es, en cambio, un movimiento social en el que las mujeres toman conciencia de su posición oprimida y buscan el cambio social para acabar con esa desigualdad motivada por razones de género. Como dijo Angela Davis:
El feminismo es la idea radical que sostiene que las mujeres somos personas
¿Que llevar en el nombre la raíz "femi" implica poner a la mujer por encima? Quien utiliza este argumento no está al nivel lingüístico necesario para entender todo lo demás, así que no te esfuerces en ser pedagógica con él o ella.
Decir "ni machismos, ni feminismos" es lo mismo que decir: "ni heterosexuales, ni homosexuales, ni bisexuales, ni transexuales: ¡igualismo!". Es lo mismo que: "ni enfermedades raras, ni enfermedades normales: ¡salud!". Es equivalente a: "ni racismo, ni anti-racismo, ¡igualismo!". Es lo mismo que decir: ¡nada!
4 Los hombres también sufren por ser hombres
Hablar de lo que sufren los hombres cuando una mujer muestra la desigualdad que sufre, es como el niño que nunca juega con la pelota, pero como se la quites, llorará por ella. El patriarcado, y más concretamente, las actitudes machistas, no sólo pone por debajo a la mujer, sino que también jerarquiza a los hombres según sean más o menos "machos" tradicionales. Es, a la vez, misógino, porque rechaza todo lo que no es 100%-idea-construida-de-lo-que-es-un-verdadero-hombre, pero aun así, la mujer está muy por debajo de los hombres no estereotipadamente machos.
Pero, sin embargo, el que utiliza este argumento no es porque considere injusto que un hombre sea ridiculizado por tener conductas socialmente atribuidas a la mujer, sino que empieza a hablar de los divorcios, de las custodias, de las mujeres que fingen que han sido violadas o maltratadas (para ellos, todas), que si la paridad, bla bla bla. En esos casos sólo se les puede decir una cosa: si crees que hay desigualdad, lucha para que las mujeres no sean las encargadas del trabajo doméstico y el cuidado, para que no sea las viole y las maltrate, para que tengan igualdad en el trabajo, y ya verás cómo desaparecen todos tus problemas de hombre.
Y, como leí una vez en Locas del Coño, no, el feminismo no existe para que los hombres puedan llorar. No todo gira alrededor de ellos.
4 La violencia no tiene género, ¿y los hombres que mueren a lo largo del año a manos de sus parejas? ¿Y los homosexuales?
La violencia de género no es la violencia contra personas del sexo contrario, ni violencia sobre la pareja, independientemente de su sexo. La violencia de género es la violencia contra las mujeres derivada, motivada y facilitada por las diferencias de género que hay, de manera estructural, en la sociedad, y que, como llevamos diciendo todo el texto, es la que coloca a la mujer en una situación de desventaja. Así que no tiene que ser en la pareja (las prostitutas también son víctimas de este tipo de violencia, silenciadas e invisibilizadas, como siempre). No es entre homosexuales, porque ambos son hombres o mujeres.
Y si hay mujeres que han matado hombres, es por la razón que sea, igual que cuando un hombre mata a otro hombre, una mujer a otra mujer. Pero no hay un sistema social, un nivel estructural, unas actitudes heredadas culturalmente que faciliten ese tipo de asesinatos. El patriarcado forma parte de nuestra sociedad de una manera muy, muy arraigada, y facilita, motiva, crea un camino, en el que es más probable que un hombre mate a una mujer por cuestiones de género. Al igual que el racismo de los blancos sobre los negros, no es lo mismo que otros tipos de racismo, porque la historia de la humanidad ha llevado por un camino, construido socialmente, que así lo ha propiciado. Por eso debemos tomar conciencia para que ese camino cambie. En la violencia de género, en el racismo, en todas las desigualdades. Por eso hay miles de luchas diferentes en el mundo intentando crear nuevos caminos.
5 Deberíais ir a quejaros a los países árabes, allí las mujeres sí que están sometidas
En cada región del mundo las mujeres sufren la desigualdad a diferentes niveles y materializada en diferentes situaciones. Eso es por la historia social y cultural. Por eso, en cada una de esas regiones hay grupos de mujeres organizados para luchar contra sus propias desigualdades, y todas las mujeres del mundo lo que intentamos es solidarizarnos y apoyarnos mutuamente. Pero no las de países árabes, de los cuales, por cierto, el emisor de este mensaje no conoce nada, sino que también tienen su situación concreta las mujeres negras americanas, las refugiadas sirias, las guatemaltecas o las rusas. No puedo luchar en su frente porque eso es considerarlas a ellas incapaces de hacer su propia lucha, es una actitud arrogante propia del occidental de clase media, que no tiene reparos en decir en su sofá cómo deberían los refugiados sirios actuar ante su calvario.
Y si me cogiera un tren a otro país a luchar contra la desigualdad de esas mujeres, no implicaría que siguiera luchando por las de mi comunidad y mi cultura, porque las mujeres sufrimos desigualdad en todo el mundo. Y además, las que pertenecen a otros grupos discriminados (homosexuales, transgénero, discapacitadas, negras, latinas, pobres, rurales, analfabetas), el problema de multiplica.
6 ¿Pero y las feminazis y las hembristas, que quieren que la mujer esté por encima de los hombres?
A estas alturas, el machirulo debería entender que "feminazis" es sólo un término despectivo inventado por un hombre antiabortista, Rush Limbaugh, y que no existe en la realidad "feministas" y "feminazis" como una categoría superior. Y lo de las "hembristas" es, de nuevo, un término inventado por los hombres que parece que sólo entendieron que, por cuestiones lingüísticas, el feminismo no es equivalente al machismo porque el contrario de macho es hembra, y el de femenino es masculino. Así que dijeron: "vale, pues eres hembrista, porque quieres que las mujeres estén por encima de los hombres". Y, además, qué casualidad, seguro que el machito conoce a unas seis o siete hembristas.
El hembrismo no existe, no hay una estructura social "matriarcal" donde los prejuicios sexistas hayan generado actitudes y conductas hembristas. Y si un día ves a una mujer que dice que las mujeres son mejores que los hombres y que deberían dominar ellas el mundo, pues qué quiere que te diga, también conozco yo a un fulano que dice muchas tonterías, ¿y qué? No tiene un sistema social apoyándole detrás.
7 Hombre, si vas a llamar a eso machismo, violencia o violación, apaga y vámonos
Este no es tan común, pero cada vez más emergente. Los límites de la violencia, del acoso, de la agresión, están tan difusos, que muchos no saben lo que son. Un día leía en Twitter, retuiteado por Barbijaputa, que una chica contaba que se había sentido acosada en la biblioteca cuando un chico desconocido le había mandado una nota diciendo: "¿Tomamos un café?". Un montón de chicos se pusieron las manos en la cabeza diciendo que si eso era acosar, ¿qué es que te entren en una discoteca? Otros, sin ser tan tajantes ni estúpidos, decían que no entendían dónde estaba el problema de pedir tomar un café a una chica si te gusta. Ahí está la clave de todo: ¡no tenemos ni idea de cuáles son los límites! El caso es, ¿la chica le había indicado de alguna manera, o con alguna señal más o menos clara, que estaba interesada en él? ¿Había intentado él ser lo más sutil posible para propiciar un encuentro visual sin ella se sintiera incómoda? ¿Es que no entienden que las mujeres si vamos a saco, nos llaman putas o desesperadas?
Nos hemos socializado en un contexto en el cual creemos que es normal que un chico nos insista hasta la saciedad para que salgamos con él, nos enrollemos con él o nos acostemos con él. Creemos que es guay que ellos nos sorprendan con un beso inesperado, o en la discoteca se arrimen demasiado. Se cree que nos deberíamos sentir halagadas si alguien nos llama guapa sin haberles pedido su opinión. Que las mujeres no debemos ir solas por si alguien nos ataca (aunque la mayoría de las violaciones se producen en el entorno cercano de la víctima, así que lo del acosador callejero es muy de 'Batman'). Que si llevamos escotes es porque queremos provocar respuestas sexuales en los demás y estamos dando pie a que nos aborden sin preguntar. Que una violación es cuando un fulano te coje por las manos, te inmoviliza y te penetra dolorosamente.
8 Ya hay igualdad, las mujeres habéis salido del hogar y tenéis las mismas oportunidades que los hombres
¿A alguien le parece que en un país donde, a fecha 31 de octubre de 2016, han muerto 90 mujeres a manos de hombres es un país con igualdad? ¿Sin contar las que son maltratadas y sobreviven a diario? ¿Donde todos los cargos de poder en empresas son hombres? ¿Donde las mujeres son más pobres? ¿Donde las mujeres cobran menos y trabajan menos? ¿Donde las mujeres pasan miedo en situaciones normales, como el simple hecho de volver andando de trabajar a casa cuando es de noche? ¿Donde las mujeres siguen dedicando un porcentaje mayor de su tiempo al trabajo doméstico gratuito y el cuidado de niños y personas dependientes? Otra cosa es que al machito de turno le importe bien poco las implicaciones de esta desigualdad.
9 Yo defiendo la igualdad, pero la de verdad
¿Ah, sí? Cuéntame más.
10 Yo no soy machista, ¡si soy de izquierdas!
Si un hombre quiere dejar de ser machista, lo primero que debe hacer es entender el carácter estructural del patriarcado (heteropatriarcado si nos haces el favor de condenar también el carácter homófobo y misógino del sistema), y que a los hombres se les educa con una serie de privilegios que hace que les sea más fácil llegar a donde están. A partir de ahí, ha de dejar que las feministas lideren la lucha, le asesoren en la conciencia y renuncia de privilegios, y no se quejen. Los líderes de los partidos y los sindicatos son hombres, ¿casualidad? Y es que tener a Marx, Engels, Lenin, Trotski, Bakunino Kropotkin como ideólogos de referencia (¡qué casualidad, todos hombres!), o admirar las revueltas de Simón Bolívar, Emiliano Zapata, el Subcomandante Marcos, o cualquier otro hombre latinoamericano, no le hace feminista, al igual que no le hace ecologista o vegano. Así que debes trabajar para evitar la desigualdad en los círculos políticos y activistas, porque ahí las mujeres también se sienten desplazadas. Para empezar, tiene que dejar de lado presumir de haber leído 'El capital' y cogerse 'El segundo sexo' de Simone de Beauvoir, o 'Feminismo para principiantes', de Nuria Varela, que le dirá por dónde seguir investigando.
