Estados Unidos fue la cuna del denominado 'mall', el centro comercial concebido como una especie de catedral del consumismo al modo de una religión. Los recintos cerrados permitían abrir las tiendas al público y, con ello, concebir algo revolucionario: un entorno completamente concebido para gastar y gastar.
Esto se ha extendido a todo tipo de países y se ha mantenido con éxito. Hasta hace unos años: en Norteamérica han empezado a perder clientela hasta el punto de dejar macrorrecintos zombies.
España parecía ser una isla en todo este proceso. De hecho, mientras todo el mundo hablaba de Apocalipsis Retail, nuestro país enfrentaba varios proyectos de inauguraciones: Lagoh (Sevilla), Open Sky, Solia Live, Álcora Plaza, X-Madrid y MAD-FD (todos en la capital).
Son solo algunos ejemplos de grandes complejos con una elevada inversión y con un denominador común en la mayoría de casos: la apuesta por las 'experiencias', atracciones que ahora no se pueden utilizar porque hay una pandemia sin fecha de caducidad.
En un mundo que se ve obligado a reducir los desplazamientos y las interacciones, que sufrirá una crisis económica, lo cierto es que hay un problema con todos estos centros. De hecho, el efecto 'corcho de botella de champán' vivido tras el confinamiento ahora ha dejado desplomes en visitas.
Quizás por ello, hay varios proyectos parados. Álcora Plaza, en Alcorcón, mantiene un cartel que promete la inauguración en 2019... y con las obras lejos de terminar. Open Sky, en Torrejón, ha vuelto a aplazar la apertura y se ha quedado sin una larga lista de operadores 'ancla', dinamizadores de todo el centro como Inditex (estaba llamado a ser el centro más grande de la región). Otro de ellos, X-Madrid, un centro que apostaba por los deportes y la experiencia como principal negocio, ahora funciona a medio gas porque los decretos restringen su actividad.
Además, el denominado 'Eje Prime', las calles comerciales con mayor potencial de comercio, también están de capa caída. La expulsión de los habitantes hacia la periferia y los cascos urbanos turistizados provocan que la pandemia deje a los vecinos en sus barrios, gastando en el pequeño comercio que sobrevive si tienen tal oportunidad.
Todo esto se suma a la vía emprendida por dos de los principales operadores de retail en España: El Corte Inglés e Inditex. Ambos cuentan con sendos planes de cierre de tiendas, siempre con el mismo objetivo: potenciar el canal online, reducir la presencia física al máximo y siempre concibiendo las tiendas como showrooms donde conocer el producto. No como lugares de venta. De hecho, esta apuesta se extiende a otras multinacionales como H&M.
El espejo de Estados Unidos preocupa
Mientras que la mayoría de operadores fija posiciones en la carrera que surgirá durante los próximos meses, lo cierto es que hay gran preocupación por el futuro de muchos puestos de trabajo. La parálisis en el comercio físico y el auge de internet implica abarcar el mismo público pero con una plantilla infinitamente menor.
No parece que vayamos a experimentar pronto una oleada de centros comerciales fantasma, pero hay que recordar que la pasada crisis económica dejó varias 'apuestas seguras' de este formato en la estocada.
En España retumba el mes de mayo negro vivido en Estados Unidos. Solo ese mes entraron en concurso de acreedores J. Crew, Neiman Marcus y JC Penney, empresas de gran tamaño.
Bien es cierto que el país norteamericano lastraba una red de tiendas fuertemente saturada, pero España no está lejos. De hecho, especialmente en Madrid, hay una fuerte saturación de centros comerciales debido a la falta de regulación de horarios que ya provocó un 'apocalipsis retail' entre los pequeños comerciantes.
Ahora, algunas empresas como Amazon están devolviendo la jugada a aquellos operadores que lastraron el negocio de muchas familias. Con una diferencia: el competidor online genera una cantidad infinitamente menor de puestos de trabajo porque necesita mucha menos estructura.