Suena el teléfono. No es un número que tengamos añadido a nuestros contactos, pero aún así aceptamos la llamada: nunca se sabe quién puede ser.
Preguntamos quién llama y entonces suena una voz, algo mecánica, pero humana al mismo tiempo, que nos llama de alguna compañía para ofrecernos algún producto, o para simplemente conocer nuestra opinión sobre ciertos servicios. La mayoría colgamos, hartos, y hasta nos prometemos que no cogeremos más llamadas si no sabemos quién nos llama. De nuevo, suena el teléfono.
Según el Informe Global sobre Amenazas de Llamadas, España es el país europeo con más llamadas de spam telefónica, con un promedio de 17 llamadas al mes por persona. Una cifra alarmante, dado que desde el 29 de junio de 2023 quedaron prohibidas salvo que la persona no hubiera dado su consentimiento previo. Siguen siendo, no obstante, una realidad, y en muchas ocasiones la gente no conoce forma alguna de evitar que, una y otra vez, el teléfono siga sonando.
El testimonio de una antigua teleoperadora
Sobre este asunto se ha pronunciado Eléonore Bounhiol, una mujer que, con 22 años, comenzó a trabajar como operadora telefónica en una agencia de marketing "subcontratada por un gran banco". El salario era bastante bueno y no pedían experiencia previa. "Además, el proceso de contratación fue extremadamente rápido", cuenta esta mujer en un artículo para la revista francesa Maison&Travaux.
"Nada más llegar descubrí un mundo muy estructurado", explica allí. "Cada operador estaba colocado en una caja, frente a un ordenador y un teléfono fijo , y tenía que hacer llamadas durante todo el día". En su ordenador aparecían los números para llamar y también un guion con todo lo que debía decir, del que no podía salirse nunca. Tenía dos descansos de un cuarto de hora, por la mañana y por la tarde, y uno de treinta minutos para comer. "Muy a menudo, mis pocas horas de trabajo semanal me parecían interminables, ya que la tarea requería mucho tiempo e incluso era ingrata".
La mejor manera de evitar que vuelvan a llamar
Finalmente, Eléonore dejó el trabajo en poco más de tres meses, pero estuvo el suficiente tiempo como para descubrir que, "mientras una persona no conteste su número permanece en la lista de devolución automática de llamadas", lo que hace que las llamadas se repitan a lo largo de los días.
"Para finalizar estas llamadas, la primera regla es descolgar, incluso si no tienes intención de participar en la conversación", asegura. Luego, hay que pedir explícitamente ser eliminado de la lista de llamadas, dada la "obligación legal" de implementar esta petición.
Si esto no funciona, también existe la posibilidad de pedir que se incluya el número en listas específicas para que no se puedan realizar llamadas comerciales.
En España, la más conocida es la que gestiona la Asociación Española de Economía Digital, aunque lo más sencillo es pedir que te incluyan en la 'Lista Robinson', un servicio gratuito. Además, Eléonore insiste en que hay que ser "siempre cortés": "Porque sé muy bien que la persona que está al otro lado del teléfono no tiene nada que ver con eso".