Si quieres bajar la autoestima de un hombre solo tienes que pronunciar tres palabras: "la tienes pequeña". Una frase que les duele, que les avergüenza, y que prefieren no escuchar nunca. Así que mujeres y hombres del mundo, tened empatía y amabilidad y no mencionéis nunca esas tres palabras, porque realmente a ellos les hieren. Pero amigos del otro género, tenemos una buena noticia, o, al menos, una noticia que puede consolaros: tu pene es más grande que el de tus antepasados primates y que los primeros homínidos.
Y es que el pene es seguramente el órgano del cuerpo humano que ha causado a los hombres más angustia y temor sobre su tamaño y su correcto funcionamiento (especialmente el miedo a ser estéril). Mientras que los científicos han descubierto recientemente que el tamaño promedio de un pene erecto es de alrededor de 13,12 cm, todavía se desconoce la medida a partir de la cual un pene se considera pequeño.
Según estudiosos de la evolución como el biólogo Darren Curnoe, los gorilas tienen un pene y unos testículos de pequeño tamaño porque en la organización de la tribu ya hay un macho elegido para reproducirse con las hembras. Por el contrario, los testículos de los chimpancés son más grandes porque hay "una lucha de esperma" entre ellos para fertilizar a las hembras de su especie, o eso dice Curnoe. Además, según los científicos, el tamaño de los órganos reproductivos en diferentes especies de simios son el resultado de la evolución en respuesta a las prácticas sexuales de los simios en cuestión.
Entonces, ¿por qué el pene humano es de mayor tamaño? Según Curnoe tiene que ver con nuestra postura erguida. Al estar más expuesto, el pene se desarrolló más con el fin de atraer al sexo opuesto (heteronormatividad), que tendían a encontrar más atractivo un miembro de mayor tamaño. Además, Curnoe considera que el tamaño también importaba en el caso de nuestros antepasados, que vivían expuestos a temperaturas bajo cero y al ser el pene una fuente emisora de calor, cuanto más grande, más calentito y mejor.
Pero las diferencias de los humanos y los primates no cesan ahí. Otra diferencia recae en el hueso en el pene. Sí, el hueso. La mayoría de los primates varones lo tienen y hay teorías que sostienen que su utilidad es indicada para penetraciones más largas, como las suyas, en las que este hueso llamado báculo podría evitar que la hembra "escapase" a la penetración: es decir, que lo que pretende es favorecer la fecundación. En el caso de los humanos, el tiempo entre la penetración inicial y la eyaculación es mucho menor, lo que, unido a la monogamia, podría haber supuesto al desaparición del báculo en el miembro viril.
El clítoris cambia de lugar
Una de las incógnitas, que aún hoy en día se mantiene, es qué función biológica cumple el orgasmo femenino. Si el orgasmo masculino se vincula a la eyaculación que permite la reproducción, ¿qué ocurre en el caso de las mujeres? Diversos autores consideran que quizás en la antigüedad este orgasmo femenino desencadenaba la ovulación, como sigue ocurriendo en determinadas especies y de aquí se evolucionó a la actual ovulación, independiente del clímax. Sin embargo, sí que se vincula la oxitocina que se libera tras la eyaculación con la generación de óvulos, por lo que ambos fenómenos seguirían ligados.
Asimismo, el clítoris ya no está en el mismo sitio que en el pasado. Este ha pasado de estar en el canal vaginal a su lugar actual, quizá debido a que, efectivamente, ya no era necesario alcanzar el orgasmo para ovular y conseguir la fecundación.