El mal resultado que obtuvo el partido de Puigdemont en las pasadas elecciones generales y la cercanía del 26-M han reabierto viejas heridas en el seno del PDeCAT. La formación heredera de la antigua Convergencia se ha visto relegada a un discretísimo segundo plano como consecuencia de Junts per Catalunya y ahora quiere volver a coger el timón de la política catalana.
Con la marcha de Marta Pascal como coordinadora en julio de 2018 (la última defensora de un catalanismo moderado aunque independentista), los demócratas se encuentran elaborando una estrategia de cara a un panorama en el que el futuro de la formación se encuentra completamente en entredicho.
No hay que olvidar que la actual dirección del PDeCAT es la única sustentora de Quim Torra y dentro de la formación empiezan a surgir las voces que dan la legislatura por acabada y piden un adelanto electoral.
Esas voces critican la inoperancia del actual Govern, que es incapaz de aprobar medidas en el Parlamento de Cataluña porque la actual legislación impide el voto delegado y hay muchas reticencias en pedir a los políticos encarcelados que dimitan de sus cargos. Además, Torra ha actuado con un carácter más cercano al activismo político que al de un presidente que necesita defender la independencia, pero también asuntos técnicos como Sanidad, Educación, Infraestructuras...
Ante esta circunstancias, en la formación conservadora empieza a surgir con fuerza un nombre que podría provocar más de un dolor de cabeza en Torra: se trata de la consellera de Empresa, Ángels Chacón.
Chacón cuenta con el aval fundamental de David Bonvehí, que es el actual líder de la formación independentista, está fuertemente vinculada a las estructuras del PDeCAT (cosa que Torra no, lo que permite defenderse dentro de la ensalada que representa Junts) y, de paso, supondría la entrada de la primera mujer que gobierna Cataluña en toda su historia.
El presunto pucherazo en la Cámara de Comercio de Barcelona y las denuncias de sindicatos
El problema que cierne sobre Chacón, sin embargo, se centra en el presunto pucherazo vivido en el seno de la Cámara de Comercio de Barcelona y que podría haber supuesto una contraprestación a la Asamblea Nacional Catalana para obtener su apoyo en el futuro.
La victoria de los independentistas en este órgano se produjo después de que Chacón impusiese la implantación del voto electrónico en detrimento del papel, un sistema más fiable y que ha quedado tajantemente prohibido.
Se trata de un movimiento que la titular de Empresa intentó imponer con llamativo empeño también en los sindicatos, pero que finalmente no consiguió gracias a la resistencia de los líderes de UGT y CCOO y que el vicepresident de ERC Pere Aragonès decidió dar carpetazo a la propuesta.
Pero, ahora, después de un cambio de metodología y de que el candidato avalado por la Generalitat haya vencido, la patronal sospecha: hay dos grandes empresas, al menos, que emitieron 100 votos a los que tenían derecho y solo se han contabilizado unos pocos.
El revuelo que se ha generado es tal, que varias empresas estudian enviar el resultado a la Fiscalía para estudiar si hubo algún tipo de manipulación en el resultado de las elecciones. Además, el sistema actual no garantiza el anonimato del voto, lo que podría dejar marcadas a aquellas empresas que apoyen una propuesta diferente a la que se defiende dede el Govern. ¿Influiría eso, por ejemplo, a la hora de recibir un contrato público o una subvención?
Todo atado durante los próximos meses para la vuelta de Artur Mas
Los próximos meses serán convulsos en el movimiento independentista, aunque el resultado que ahora ha conseguido en las cámaras de comercio ayudará y mucho: las relaciones de este organismo con las instituciones financieras e industriales de medio mundo permiten internacionalizar el discurso, como siempre ha ansiado Puigdemont.
Por otro lado, la victoria de ERC en las generales y previsiblemente este 26-M amenazan con hacer saltar el pacto de Gobierno y adelantar las elecciones. Un movimiento que, además, podrían justificar ante la inoperancia de un Parlament que no tiene mayoría absoluta independentista por la falta de presencia de los presos.
Si se da el caso, la candidatura de Torra no tendría fuerza y el PDeCAT podría marcar perfil con Ángels Chacón, primera aspirante femenina a liderar el Govern, con un perfil más institucional que su predecesor, pero sin dejar atrás la vía reivindicativa que se ha seguido durante los últimos meses.
Pero la clave más importante podría llegar a partir del año que viene. En marzo de 2020, el expresident Artur Mas verá cómo termina su período de inhabilitación para ostentar cualquier cargo público. Unos meses antes, el 19 de octubre de 2019, hará lo propio la que fue su mano derecha durante su última etapa, Joana Ortega. Por cierto, ella ya ha sido fichada como asesora de la propia Chacón.
La vuelta de Artur Mas, sin duda, supondrá toda una revolución en la política catalana. Habrá que ver si evidencia su distancia con Puigdemont, con quien no comparte la vía cerrada de confrontación.
Quizás, Artur Mas pueda aprovechar para restaurar el catalanismo de corte moderado, o al menos, apropiarse del pragmatismo político que tantos réditos le está reportando a ERC. Con ello, la 'mano dura' de Waterloo podría empezar a enterrarse para volver a una política más institucional y quizás también proclive a la 'desinflamación' que tanto se apuesta desde Moncloa, con el fin de encontrar una solución dialogada a un conflicto que ya lleva demasiado tiempo enquistado en la sociedad.