Mientras la ley de la eutanasia separalizó en el Congreso, todo gracias al PP y Ciudadanos, siguen ocurriendo casos como el de Ángel Hernández. De nada sirvió que dos familias entregaran casi 300.000 firmas para despenalizar la eutanasia. El PSOE intentó regular y convertir la eutanasia en un derecho individual e incluirlo dentro del sistema sanitario, algo que no fue posible por el veto de la derecha.
El debate sobre la eutanasia tiene un largo y complejo recorrido, pero que de vez en cuando vuelve a tomar más relevancia con casos como el de Ángel Hernández, un hombre que, básicamente, ayudo al amor de su vida a acabar con un sufrimiento que no la dejaba vivir. Ella se lo pidió y él, a pesar de lo que las consecuencias legales, lo hizo.
María José Carrasco, la mujer de Ángel Hernández, llevaba padeciendo esclerosis múltiple durante 30 años y tenía más de un 82% de discapacidad. Los dolores que se sufren son prácticamente incalculables, inhumanos. Él nunca se separó de ella, pero llegó el día que ella decidió que tenía que acabar con todo este sufrimiento, por lo que le pidió a su marido delante de una cámara que le ayudará a quitarse la vida tras meses de espera y ver que la ley de la eutanasia no salía adelante en el Congreso.
¿A qué se enfrenta Ángel Hernández?
La eutanasia está penada o castigada a través del artículo 143 del Código Penal. La repercusión legal establece pena de prisión para, en este caso, Ángel Hernández. Sin embargo, la ley recoge distintos apartados: primero, inducir al suicidio de otro tendrá un castigo de prisión de entre cuatro a ocho años; segundo, si alguien coopera con actos necesarios al suicidio de una persona, se impondrá una pena de dos a cinco años de cárcel; y, por último, si esa cooperación llega "hasta el punto de ejecutar la muerte" se castigará con una pena de prisión entre seis y diez años.
Por otro lado, el artículo 143 del Código Penal tiene atenuantes que supondría la rebaja en uno o dos grados la condena. En el caso que la persona que ayude con "actos necesarios y directos" el fallecimiento de otra persona "por petición expresa, seria e inequívoca de este" y se trate de un caso en el cual la persona sufra una enfermedad grave que conduciría a su muerte o produjera graves padecimientos permanentes y difíciles de soportar".
Puesto en libertad
El momento en el que Ángel Hernández libra a María José Carrasco de su sufrimiento quedó grabado enteramente en video. Él le pregunta varias veces si quiere morir y si estaba segura de ello. El hombre, tras darle el arsénico, acompañó a su mujer hasta que dio su último aliento. Después llamó a la policía y servicios de urgencias para poco después ser detenido con una imputación inicial por la supuesta comisión de un delito de cooperación al suicidio.
Sin embargo, la magistrada titular del Juzgado de Instrucción 36 de Madrid, en funciones de guardia, ha decidido concederle la puesta en libertad sin medidas cautelares. Hernández reconoció todos los hechos y explicó a la jueza todo el sufrimiento de su mujer que se encontraba en fase terminal. "He declarado todo lo que hice por mi mujer y ahora me encuentro afectado y asumiendo su fallecimiento. Los funcionarios y la Policía han empatizado conmigo, se han portado muy bien y estaban de acuerdo conmigo", explicaba al salir del juzgado.