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El análisis del experto militar Justin Bronk sobre las señales de desesperación de Rusia en Ucrania

Justin Bronk, del Royal United Services Institute de Londres, analiza las claves sobre la invasión de Ucrania y la desesperación de Putin.

El análisis del experto militar Justin Bronk sobre las señales de desesperación de Rusia en Ucrania

Redacción

17 Abril 2022 18:28

El investigador del Royal United Services Institute de Londres, Justin Bronk, ha realizado un análisis exhaustivo en el diario Daily Mail sobre los signos que muestran la creciente desesperación de Rusia ante los fracasos que está experimentando en Ucrania tras una invasión que no está transcurriendo como Vladímir Putin esperaba, ni cumple con las fechas pronosticada.s

Cabe destacar que las fuerzas rusas en Ucrania están acumulando carros de combate, artillería y aviación de ataque en la región del Donbas con el objetivo de preparar una nueva ofensiva a gran escala. Ucrania ahora se centra, por su parte, en conseguir armamento pesado y munición de todo tipo para defenderse de dicha ofensiva.

Bronk, sin embargo, ve en su análisis muchos movimientos por parte del Ejército ruso que muestran una desesperación que no había detectado en otros conflictos militares anteriores, como haber duplicado las unidades de un ejercito que hasta ahora no ha logrado resultados estratégicamente decisivos o haber sufrido brutales bajas durante el proceso.

Con ello, entiende que el resultado experimentado durante la primera ofensiva en el este de Ucrania implicará enormes consecuencias en el marco de la naturaleza del resto de la guerra, así como en la duración de la contienda.

La situación de Rusia

Rusia había reunido aproximadamente 190.000 soldados para su invasión a gran escala en Ucrania el 24 de febrero y más de 40.000 de ellos eran unidades de segunda línea, es decir, tropas de defensa territorial que generalmente no están equipadas ni entrenadas para el combate en primera línea.

Los restantes 150.000 soldados regulares desplegados, por su parte, se organizaron en aproximadamente 120 grupos tácticos de batallones aumentados (BTG), de los 168 BTG que el Ejército ruso puede teóricamente generar para operaciones sin movilización territorial.

Sin entrar en más detalles, es importante destacar que desde el inicio de la invasión se ha confirmado visualmente la destrucción o captura de unos 2.800 vehículos rusos, entre los que se encuentran 480 tanques y 850 vehículos de combate de infantería, vehículos blindados de transporte de tropas y vehículos blindados de combate.

Estimar el número de tropas rusas perdidas es mucho más difícil, pero la OTAN a mediados de marzo situaba la cifra entre 7.000 y 15.000 muertos en acción, cifras que previsiblemente son mucho más altas ahora. Además, las fuerzas rusas en retirada habrán sufrido bajas especialmente importantes por el fuego de la artillería ucraniana y las continuas emboscadas a lo largo de las pocas rutas principales disponibles.

En este sentido, Bronk subraya que normalmente las bajas totales en una guerra, que incluyen a las tropas malheridas, capturadas o desaparecidas, suelen ser de tres o cuatro veces las de los muertos en acción. Según este cálculo, es probable que el número total de bajas rusas sea de, al menos, 40.000 soldados de sus fuerzas iniciales de alrededor de 190.000.

En todo este conjunto, hay que destacar que las pérdidas habrán sido sufridas de forma desproporcionada por la infantería de primera línea y las tripulaciones de los vehículos de las unidades rusas, y no por la mayoría del personal de apoyo y soporte logístico. En consecuencia y según el análisis de Bronk, es probable que las pérdidas en términos de poder de combate utilizable sean aún más graves de lo que parece sobre el papel.

Estas pérdidas son cruciales para comprender la acumulación ofensiva en el Donbas. Rusia no puede redistribuir todos sus BTG restantes a Ucrania como refuerzos para reemplazar las unidades destrozadas en las derrotas en el norte de Kiev ya que, como señala Bronk, tiene que mantener las fuerzas para defender sus fronteras con la OTAN alrededor del enclave de Kaliningrado y los Estados bálticos, así como la frontera con Filandia y sus despliegues en el extranjero en Siria y los territorios ocupados en Georgia y Moldavia.

Por otro lado, acaba de producirse la rotación regular de reclutas, lo que implica que, a menos que el Kremlin declare el estado de guerra y la movilización a gran escala, tiene que permitir que 130.000 soldados regresen a casa mientras comienza a entrenar a la siguiente incorporación. Es importante considerar que los reclutas no son legalmente elegibles para servir fuera de Rusia en tiempos de paz y que estas unidades tendrán un entrenamiento y una moral aún peores que las fuerzas regulares en Ucrania.

La desesperación rusa

El hecho de que Rusia esté tratando de reacondicionar y redesplegar rápidamente las unidades retiradas en el norte de Ucrania al Donbas de forma inmediata es una señal de escasez desesperada de otras opciones. Bronk prevé que estas unidades no vayan a ser "eficientes" porque "han sido derrotadas, han sufrido grandes bajas y han participado en horrendas atrocidades contra la población civil".

Sin embargo, tras una derrota en el norte, el Kremlin necesita pronto una victoria contra las fuerzas ucranianas en el este para tener algo que celebrar en el Día de la Victoria, el 9 de mayo. "¿Podrán generar una concentración suficiente de poder de combate en los puntos críticos?", se cuestiona el investigador.

El Ejército ucraniano, por su parte, también ha sufrido importantes pérdidas, aunque menos documentadas. Sin embargo, destaca la importante moral de sus tropas, en lugar de llevar a cabo justificaciones cambiantes de manera constante, según valora Bronk.

Las fuerzas ucranianas están ocupando una serie de posiciones bien fortificadas a lo largo de la línea del río Donets y están siendo reforzadas por unidades liberadas por la retirada rusa de Kiev, Chenihiv y Sumy en el norte.

El punto negativo se encuentra en que Ucrania está utilizando la munición más rápido de lo que Occidente se la está entregando, especialmente las armas antitanque modernas. Por ello, considera fundamental continuar con los esfuerzos de reabastecimiento, ya que las necesidades de munición para la próxima ofensiva serán enormes. También se están quedando sin necesidades de munición, alimentos, agua y suministros médicos en Mariúpol, donde están siendo asediados sin casi abastecimiento ni ayuda desde el inicio de la invasión.

Los próximos pasos

Todo apunta a que la próxima ofensiva rusa será una prueba decisiva para ambos bandos. Bronk presenta dos posibles escenarios: si Rusia consigue romper las líneas de defensa ucranianas en el Donbas y rodear u obligar a retirarse a las unidades de las Fuerzas Conjuntas de Operaciones ucranianas que se encuentran allí, es probable que consolide una nueva línea de frente en la mayor parte de las provincias de Donetsk y Lukansk.

Este hecho preparada el terreno para una larga y prolongada batalla de desgaste, ya que Ucrania probablemente se negaría a abandonar a sus ciudadanos ante las atrocidades que comete Rusia y las deportaciones forzadas a la zona ocupada, pero tendría dificultades para atravesar las líneas de frente rusas consolidadas.

Por otro lado, si las fuerzas ucranianas consiguen impedir que la ofensiva rusa alcance estos objetivos y siguen infligiendo un índice de pérdidas similar, el Ejército ruso en Ucrania sería una fuerza en gran medida agotada y podríamos ver retiradas a gran escala comparables a las que se han visto en el norte cuando las unidades ucranianas puedan pasar a la ofensiva contra sus líneas de suministro en el noroeste y el suroeste.

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