El juicio a Ana Julia, la mujer que mató con sus propias manos al niño Gabriel Cruz, se sigue desarrollando en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Almería. Poco a poco se van conociendo los detalles de los días previos a la detención de la propia asesina y de cómo 'jugó' con los investigadores y la Guardia Civil. Ella supo adelantarse a sus movimientos para intentar desviar la investigación hacia su ex.
Uno de los tenientes de la Guardia Civil ha reconocido en el juicio que Ana Julia "intentó en todo momento dirigir" el curso de la investigación. Ella fue muy inteligente y "todo lo que le decíamos" a Ángel David, el padre de Gabriel Cruz, se acaba enterando ella. Por lo que se planteó una dificultad añadida a los investigadores a la hora de descubrir la verdad.
Confianza en ella
La asesina confesa intentó en todo momento desviar la atención de su persona y, para ello, comenzó llevando a los investigadores de la Guardia Civil al mismo lugar donde estaba enterrado Gabriel Cruz. Eso hizo dudar a los agentes, respondía el teniente de la de la instrucción de la investigación a las preguntas de la Fiscalía, sobre la posible culpabilidad de Ana Julia y, de hecho, así logró ganarse su confianza.
Por eso "no tenía sentido" hacer una batida en la finca donde al final se encontraba el niño enterrado. Así, de la misma manera, se obvió investigar en la casa de la abuela. "Ella nos llevó también a nosotros. No tenía sentido", además la familia había "pernoctado allí", explica el teniente. Dieron por "buena" la hipótesis de que la asesina confesa no los llevaría hasta el lugar del asesinato; eso sí, todo cambió con el descubrimiento de la camiseta de Gabriel Cruz.
Inculpando al exmarido
El gran objetivo de Ana Julia era poner la sombra de la culpabilidad hacia S. M., su exmarido, durante la investigación. Para ello, primero colocó una camiseta de Gabriel Cruz relativamente cerca de la casa de su expareja y, segundo, llevando a Ángel a su domicilio para que 'identificara' visualmente que era propietario de una furgoneta blanca que varios testigos situaron en el lugar que desapareció el niño.
El propio exmarido, uno de los testigos en el juicio, declaró que Ana Julia llevó a Ángel y a una amiga tres días después de la desaparición del niño, más concretamente el viernes 2, a su casa. De hecho, S.M., explica que vivió una escena un tanto extraña en la que ella fingió no conocerle e, incluso, vio como él, tras ella hablarle algo al oído, le preguntó: "¿Es tuya esa furgoneta?" a lo que él respondió "Sí". La sensación fue muy extraña tras esa visita. El exmarido declaró al juez que sintió que estaba "tramando algo", en referencia a Ana Julia, porque "hizo como que no me conocía. Ni siquiera saludó a mi perra, que se acercó a ella".
La colocación de la camiseta fue lo que hizo saltar las alarmas de los investigadores. La propia Ana Julia fue la que llevó a Ángel, en su insistencia de recorrer de nuevo una zona que ya había sido peinada. Allí depositó una camiseta seca de Gabriel en una zona cercana de S.M. Sin embargo, solo le valió para ganar tiempo antes de que la Guardia Civil pusiera su foco contra ella.
El dinero
La recompensa fue otro de los motivos por los que la Guardia Civil alejó los focos de Ana Julia. La asesina confesa siempre insistió en la importancia de la misma para obtener alguna pista fiable sobre el paradero del niño. De hecho, Patricia y Ángel, los padres biológicos, quisieron aumentarla, pero no lo hicieron por la insistencia de la Guardia Civil porque perjudica la investigación. Sin embargo, Ana Julia, según lo que les trasladó Patricia, se cabreó bastante con ese hecho y se pensó que el niño estaba secuestrado y vivo y que ella tendría algo que ver.