La duda sobre la conveniencia de alquilar o comprar una vivienda ha permanecido siempre, aunque ha dependido en gran medida de la cultura imperante en cada país. En España, por ejemplo, permanece cierta visión que juzga que el alquiler de una casa implica tirar miles de euros a la basura, puesto que después de unos años se abandonará sin derechos patrimoniales sobre ella. En otros países europeos, por ejemplo, se prima la libertad y la seguridad económica a la hora de estar libre de grandes 'colchones' que pueden caer por cualquier 'bache'-
Sin embargo, esa visión europea no tendría sentido en España si miramos algunos puntos. Los precios de los alquileres se han disparado hasta un 40% desde el año 2010 y la burbuja del alquiler, sobre todo con una mayor gentrificación en las zonas turísticas que hace que se encarezcan radialmente las periferias, hace que se vayan disparando.
En cuanto a la compra, los precios siguen altos, pero la subida es más pausada. No hablemos de quien compró el piso antes de la burbuja, en cuyo caso el acierto, a primera vista, puede comprobarse. ¿Pero qué sucede ahora?
¿Comprar o alquilar?
Como hemos comentado, hay cierta estabilidad en la compra. Las cuotas hipitoecarias, además, se han mantenido relativamente estables en la última década. A finales de 2010, el pago medio mensual por un pago hipotecario era de 582 euros y en el primer trimestre de este año apenas había subido dos euros, 584. Aunque ha habido picos en todos los sentidos, como 600 euros en 2013 y 550 euros en 2017, según las políticas monetarias europeas.
El mayor 'hándicap' en este sentido, cómo no, está en los elevados ahorros que se exigen para afrontar el gran desembolso que implica la entrada de un piso, una cantidad que no pueden asumir todos los consumidores y que frena en estos momentos el mercado de la compra-venta.
Las hipotecas se han beneficiado durante estos años de la política de los bajos tipos de interés impulsada por el Banco Central Europeo (BCE) para impulsar la recuperación económica tras la crisis de 2008. Desde 2016, se mantienen en el 0%, lo que implica que el Euribor haya bajado a terreno negativo.
Por todo ello, la mayoría de las hipotecas en España están contenidas, porque se han firmado con interés variable y están referenciadas al Euribor, de forma que los intereses hipotecarios en estos momentos están bajo mínimos. Se trata de una tendencia que se mantendrá a corto plazo porque se espera que dicho plazo no sufra grandes cambios durante los próximos años y siga en negativo. Además, los bancos posiblemente ofrecerán hipotecas a precios más atractivos para compensar los ingresos que se escapan con las variables.
Dos grandes problemas: subida demasiado alta de los alquileres, barrera de acceso para comprar una vivienda
Los españoles viven la paradoja de que las cuotas hipotecarias descendían desde los máximos de 850 euros mensuales de media que alcanzaron en 2007 hasta el entorno de 600 euros en 2010; mientras que los alquileres iniciaban el camino contrario, encadenando subida tras subida. A pesar de que la compra parece la opción más asequible, la barrera de acceso que implica una compra hace que sea inasumible para gran parte de la población.
Según datos de Idealista sobre alquileres, la renta media se situó en 10,7 euros el metro cuadrado, frente a los 7,7 euros en 2010, disparándose un 40%. Fotocasa también ha recogido un incremento similar en los precios del mercado inmobiliario, con aumentos anuales que alcanza el 18,6% en 2017; pero que llegaron al 8,8% en 2018.
La crisis económica, la precarización de las condiciones de vida y la inseguridad ante el futuro laboral hicieron que explotara el mercado del alquiler, que hasta la fecha había tenido menor relevancia en España. Esto generó una burbuja, que se materializó en una subida de precios por encima del mercado, según indicó entonces el Banco de España.
Todo ello se suma a que las condiciones del mercado laboral no ayudan a una mejor posibilidad de acceder a una vivienda, Para ello, se calcula necesario un 32% de su coste (los bancos exigirán una media del 20% del precio original, ya que suelen financiar el 80%, y el 12% serían gastos adicionales), pero hay que añadir otros factores como estabilidad laboral que hacen que el mercado del alquiler se perpetúe más tiempo del que hizo en otras generaciones.