El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha sido objeto de polémica tras la publicación de un cartel sobre el Orgullo LGTBI en el que ilustra las reivindicaciones con alcohol, preservativos y tacones. Una decisión que ha acumulado críticas en redes sociales: "Son una caricatura cutre y son un desprecio al movimiento social y político como es el Orgullo LGTBI+", ha expresado la líder de la oposición, Rita Maestre (Más Madrid), que ha exigido su retirada.
"Los carteles del Ayuntamiento de Madrid son una caricatura cutre y son un desprecio al movimiento social y político como es el Orgullo LGTBI+. Son unos carteles indignantes que deben de ser reiterados de inmediato" @Rita_Maestre clara y contundente: pic.twitter.com/XNGbrUmyJH
— Más Madrid Ciudad (@MasMadridCiudad) June 24, 2024
Por el contrario, el alcalde de la capital ha defendido los carteles, alegando que son "reivindicativos" y ha acusado a la izquierda de "patrimonializar" el Orgullo LGTBI y de "politizarlo" todo. "Yo también le puedo decir que hay muchas personas del colectivo que no han mostrado su disconformidad con este cártel y creo que es legítimo mostrar la discrepancia, lo que creo que no es legítimo es decir que esto es homofobia o que esto quiere decir que queremos acabar con el Orgullo", ha expresado el alcalde.
¿Había algún cliché y estereotipo más por incluir en la cartelería de las fiestas de Orgullo 2024?
— palomadelrioTV (@PalomadelrioTVE) June 23, 2024
Toda la vida criticando esto y ahora lo muestran en los carteles... ???????????? #orgullo #madrid Es para hablar un ratillo con el creativo pic.twitter.com/r4t6bYFlz2
Acto seguido, Almeida ha defendido que la celebración del Orgullo LGTBI, que nace como una reivindicación desde el colectivo organizada por el Frente de Liberación Homosexual de Castilla en 1978 y disuelta por la fuerza se debe en exclusiva al PP.
"El Orgullo nace con José María Álvarez del Manzano, crece con Alberto Ruiz Gallardón y el World Pride lo trae Ana Botella a la ciudad de Madrid. Y con este alcalde se lleva celebrando con total normalidad y sin ningún tipo de incidente durante cinco años, y así va a ser, se lo garantizo, durante mi mandato", ha afirmado.
Gallardón: prohibición de conciertos y multas
Alberto Ruiz-Gallardón fue alcalde de Madrid entre 2003 y 2011. Durante su mandato en la capital fueron conocidas las discrepancias con los organizadores del Orgullo, llegando a boicotear la presencia de sus organizadores en el Palacio de Cibeles para una reunión.
Fue en 2011, cuando Gallardón cambió el criterio del Consistorio para impedir la organización de actuaciones musicales en la plaza de Chueca, en pleno corazón del activismo LGTBI en la capital. Esta decisión generó una fuerte indignación, que terminó on una cacerola espontánea frente a su domicilio y que los agentes de la Policía acudieran a su 'rescate' después de ser perseguido durante 500 metros al grito de "Gallardón dimisión" y "no nos representas".
Ese mismo año, como era habitual, el Ayuntamiento impuso una multa de 35.000 euros a los organizadores por exceso de ruido. El Consistorio, además, redujo al mínimo el apoyo institucional y económico, que se vio afectado con la prohibición de los conciertos y, de este modo, poniendo en riesgo la celebración de las manifestaciones.
Ana Botella: multas al Orgullo, pero no a la JMJ
"Adiós Botella", "Goodbye PP". Así cantaba un tema de Kika Lorace el final del mandato de Ana Botella en el Ayuntamiento de Madrid, con el bastón de mando entre 2011 y 2015. Durante este período exhibió un fuerte rechazo a la organización del Orgullo, eliminando al máximo el apoyo institucional.
El horizonte con Ana Botella no era una incógnita. Ya en 2009, entonces como concejala de Medio Ambiente, había amenazado con expulsar el Orgullo LGTBI de Chueca alegando el "respeto al descanso de los vecinos", que no se aprecia en otros eventos. Llegó incluso a afirmar que esta medida se había acordado con Cogam, que negó esta máxima y afirmó que la medida era discriminatoria. Botella fue quien aprobó la ordenanza sobre los niveles de ruido nocturnos, que se permitía abrir durante determinados eventos, pero que rechazó en todo caso aplicar al Orgullo.
La primera edición del Orgullo con Botella, en 2012, fue multada por exceso de ruido con 42.000 euros, por tres violaciones muy graves y una leve en la normativa del Ayuntamiento. Fue la misma edición en la que fue cazado el propio número dos de Botella, Miguel Ángel Villanueva, bebiendo en plena calle durante el festejo, a pesar de que estaba prohibido en sus ordenanzas.
El Orgullo de 2011 coincidió en año con la JMJ celebrada en Madrid. Durante este evento católico las cámaras del programa 'Verano Directo' de laSexta pudieron comprobar cómo sus asistentes organizaban botellones durante las noches, se emborrachaban e incluso realizaban actos de gamberrismo. No se impuso ninguna multa.
En 2012, la FELGTB tuvo que salir en público para denunciar que el Ayuntamiento había eliminado todo apoyo institucional o económico a las reivindicaciones. "Nos ponen obstáculos, pero usan la fiesta como promoción turística", denunciaba el entonces coordinador de la FELGTB, Antonio Poveda.
Los boicots al Orgullo se sucedieron durante los siguientes años. En 2013 multiplicó por cinco la multa al Orgullo LGTBI, que llegó hasta 160.000 euros. "Nos consta que ideológicamente estas fiestas les molesta mucho, aunque dentro del equipo municipal hay diferentes posturas", expresó Jesús Generelo, de FELGTB, sobre el acoso al que sometía el Ayuntamiento al Orgullo. Los organizadores expresaron en varias ocasiones las "zancadillas permanentes" y el "boicot" que este evento estaba sufriendo desde el Ayuntamiento.
Almeida: sin bandera y censura de conciertos
El actual alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, no ha abandonado la polémica con el Orgullo. Después de un mandato con Manuela Carmena en el Consistorio (Ahora Madrid), donde se declaró este evento como fiesta de interés y se aumentó drásticamente el apoyo institucional (con la presencia de la propia Corporación), el regreso del PP mantuvo nuevamente el acoso a las fiestas.
La primera medida que adoptó el Ayuntamiento fue desalojar la bandera arcoíris del palacio de Cibeles, alegando que la legislación no lo permite, a pesar de que sí se colgaban pancartas en apoyo, por ejemplo, Del Real Madrid.
Además, los carteles institucionales han ido abandonando los símbolos del activismo LGTBI, como la simple bandera reivindicativa que representa los derechos de las personas del colectivo.
También, el Ayuntamiento ha vetado a la organización del Orgullo Vallekano, a quien ha prohibido organizar los conciertos que ya había planificado alegando "alta densidad" de eventos, a pesar de que no se excluyen los conciertos de fiestas populares o patrimoniales.
Los desencuentros surgen y los colectivos ya han exigido la retirada de los carteles que ilustran el Orgullo LGTBI con condones, alcohol o tacones. Una simbología que, por ejemplo, nunca se ha empleado durante la cartelería de las fiestas de San Isidro o La Paloma, como ejemplos.