Se desencadenan destructivas consecuencias para las selvas y bosques talados para roturar cultivos de productos genéticamente modificados, lo que acaba con la diversidad biológica, deja hábitats irrecuperables y envenena las aguas subterráneas también en cultivos preexistentes -no resistentes a pesticidas y herbicidas con químicos cada vez más potentes-.
Creación de un oligopolio
Las cinco principales compañías agroquímicas del mundo son Bayer, Monsanto, Dow Chemical, Du Pont y Syngenta. Controlaban el 58% de las ventas mundiales de semillas en 2009; y 10 empresas el 95% -de las que el 21% eran entonces transgénicas-. El 90% de los cultivos transgénicos vienen del grupo agricultor corporativo Monsanto. Los agricultores eran atraídos por la promesa de un incremento en la producción enorme por unidad de superficie así como efectos insecticidas y de resistencia al Glifosato (herbicida), comercializado como RoundUp por la propia Monsanto, para obligarles a comprar siempre ambos productos patentados, que se vuelven más caros cada año.
Una vez los agricultores estaban atados por contratos muy estrictos, Monsanto realizó "persecuciones y presiones de tipo mafioso" para evitar que los agricultores pudieran replantar las semillas que obtuvieran al año siguiente. ¿Por qué? Obligaba a comprar semillas cada año para evitar que desapareciera la demanda. Llegó a irrumpir en las propiedades agrarias y realizar registros para asegurarse de que no había semillas que pudieran reutilizar. Un caso llegó al extremo de dar la razón a Monsanto en una demanda contra un agricultor que se vio afectado por la contaminación de semillas transgénicas en sus cultivos -sin haberlas contratado- reclamando a éste 200.000$.
Finalmente las empresas introdujeron ciertas medidas como el gen Terminator para teóricamente prevenir la hibridación pero lo que lograron fue imponer condiciones más abusivas a los agricultores porque pasaron de la extorsión y la férrea vigilancia a introducir una fecha de caducidad a los cultivos. El gen Terminator introducido en sus semillas es una secuencia genética que convierte las semillas procedentes de sus cultivos en estériles al acabar la temporada.
Consecuencias ecológicas y sanitarias
El principal problema ecológico es la expansión sin límites de los monocultivos, porque si la agricultura ya acababa con la inmensa mayoría de la biodiversidad natural zonal, los monocultivos transgénicos reducen drásticamente la biodiversidad restante de especies vegetales e incluso animales por su resistencia a ciertas plagas. Limitan todos los puntos de las cadenas tróficas dejando los distintos hábitats reducidos a su mínima expresión y potencialmente yermos.
Pero hay muchos otros productos polémicos. Monsanto comenzó comercializando sacarina, que fue prohibida en Francia y Canadá, por su relación con el cáncer en ratones. El RoundUp se comercializó como biodegradable y resultó contener sustancias nocivas que alteran la reproducción celular y tardan siglos en degradarse, además en Argentina ha habido sospechas en torno a su relación con el cáncer. El gen BT se introdujo en el maíz para protegerlo de insectos y en México se han dado casos de contaminación genética del maíz nativo por mutaciones y combinaciones con plantas con el gen BT mediante polinización. El L-triptófano transgénico provocóel síndrome de eosinofilia-mialgia, matando a 37 personas y dejando más de 5000 incapacitados.
La hormona rBGH es la hormona sintética del crecimiento bovino. Tras años de litigios para poder comercializarla, se revelaron intentos de soborno y amenazas a agricultores por el descubrimiento de efectos sobre el ganado y el cáncer de próstata y mama. Muchos informes de muertes espontáneas en vacas tratadas con rBGH, alta incidencia de infecciones de ubres, graves dificultades metabólicas y problemas en los partos y, en algunos casos, imposibilidad de apartar a las vacas tratadas de la sustancia, a la que se habían habituado.
La producción de organoclorados aromáticos como el PCB -bifenilos policlorados- también ocurre por parte de Monsanto. Está reconocida como una de las 12 sustancias más nocivas jamás creadas por el ser humano. Se descubrió que causa diabetes, hepatitis, cáncer, erupciones cutáneas y afecta al desarrollo nervioso de los fetos. En Norteamérica se ha estimado que el conjunto de población posterior a la difusión masiva de PCB ha podido nacer con entre un 5% y un 7% de disminución intelectual respecto a las generaciones anteriores, sobre todo en lo que afecta a la memoria.
La propia Monsanto desarrolló el peligroso organoclorado DDT o abonos a base de petróleo. En los años 60 fue contratada junto con Dow Chemical por el gobierno de EE.UU. para fabricar el Agente naranja que se empleó para arrasar los cultivos de Vietnam causando más de 400.000 muertes. A día de hoy sigue afectando a más de 1 millón de discapacitados y causando malformaciones.
Consecuencias económicas
Destaca la dependencia económica de los productores por las semillas transgénicasy los riesgos para la salud de los herbicidas necesarios para las semillas resistentes. Se avanzó en el control oligopólico del ADN de los cultivos, que pasaron de estar en manos de grandes propietarios de tierra a grandes empresas cada vez más concentradas: ChemChina compró Syngenta tras fracasar su fusión con Monsanto y ahora ésta sería abducida por Bayer, con multitud de patentes privatizando la naturaleza.
El derecho a la alimentación se convirtió más que nunca en un objeto de especulación: el precio de semillas por acre cultivado (40,47 áreas) subió de 1975 a 2011 de 8,32$ a 56,58$ para la soja RR -RoundUp Ready- o de 9,3$ a 86,16$ para el maíz RR, por ejemplo. Esto causó la ruina de millones de pequeños agricultores sobre todo en Latinoamérica y La India. Incluso llegaron a cotizar en bolsa los precios de los alimentos para permitir la especulación.
Toda esta situación creció con lo que se llamó Revolución verde y que llegó rápidamente a África puesto que consistió en la intención de erradicar el hambre en el mundo mediante el aumento de la producción de los cultivos gracias a los transgénicos. Se llamó Proyecto AGRA (Alianza por una Revolución Verde en África). Sin embargo AGRA fue financiado por la Fundación Gates en colaboración con Rockefeller y Ashoka principalmente y el propio Bill Gates compró 500.000 acciones de Monsanto -valoradas en $23 millones- para introducir sus químicos y semillas en África junto a los de DuPont y Syngenta.
Una revolución ecológicamente sostenible implicaría el reparto de manera equitativa de los alimentos en el mundo porque no se trata de un problema de desabastecimiento (hay alimentos suficientes y no hay por qué incrementar la producción) sino que se trata de un problema de desigualdad socioecológica en el reparto. Y económicamente requiere acabar con las desregulaciones liberales para que los estados puedan asegurarse que no hay abusos en lugar de dejar la naturaleza cada vez más en manos de las empresas.