El 7 de abril de cada año se celebra el Día Mundial de la Salud, este año dedicado a la diabetes. La OMS aprovecha estas jornadas para promover hábitos saludables y en 2016 han querido poner especial cuidado en los azúcares que consumimos, especialmente cuando lo hacemos sin darnos cuenta. Para ello, hemos recopilado 8 alimentos preocupantemente azucarados que jamás pensaríamos que lo son, precisamente porque no resultan dulces al paladar.
Para prevenir el consumo de estos azúcares camuflados "hay que tener mucho cuidado con azúcares ocultos en las etiquetas, como la sacarosa, la fructosa, las mieles, los jarabes o los siropes", nos recomienda Carmen Escalada Díez del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, nutricionista clínica que nos ha ayudado a elaborar este recopilatorio. La OMS recomienda que el azúcar suponga entre un 5% y un 10% de las calorías diarias, es decir, menos de 50 gramos de azúcar para 2.000 calorías. Atención y mucho cuidado, ya sabéis la de malas pasadas que nos puede pasar el azúcar.
1 El ketchup
Vale que tiene un sabor agridulce, pero... ¿tanto azúcar contiene el ketchup? Pues sí, se estima que por cada 100 gramos de ketchup hay 22 de azúcares. Lo mismo se aplica a otras salsas como la mayonesa, la salsa rosa e incluso el tomate frito. Así pues, cuando estamos comiendo algo supuestamente sano como una ensalada césar, en realidad estamos dándole al cuerpo un buen chute de azúcar.
2 El pan de molde
"Los panes como el de molde, el de hot dog y el de hamburguesa utilizan elevadas dosis de azúcar para mejorar su sabor", explica Carmen. Cierto es que, pensándolo bien, así se explica su sabor, más bien dulzón y no salado, como en principio se le asocia al pan. Si nos ponemos a sumar entre el ketchup y el pan, jamás sospecharíamos lo fácil que es sobrepasar la cantidad de azúcar recomendada por la OMS cuando nos tomamos una hamburguesa.
3 Los snacks salados
Gusanitos, fritos, ganchitos... sí, los snacks salados tienen azúcar, aunque no lo creas. El objetivo es el mismo que el del pan de molde: mejorar su sabor. En realidad no suele ser más de un 5-7% pero "el problema es que nadie come una galletita o dos", argumenta la nutricionista. En concreto, los derivados del maíz son los que más azúcar tienen.
4 Los yogures desnatados
Normalmente pensamos que los yogures desnatados son muy sanos, pero no estamos en lo cierto. Precisamente por otra idea que tenemos de ellos, que es no tienen un sabor agradable, "en ocasiones incorporan mucho azúcar para aumentar su palatabilidad". Para asegurarnos tomar un yogur sano, "lo ideal es elegir uno natural sencillo y endulzarlo con fruta", recomienda Carmen.
5 El maíz de lata
De nuevo, el maíz contiene mucho azúcar, en este caso el que consumimos habitualmente en ensaladas. Este maíz, que se vende en lata, incorpora el que tiene el propio cereal además del que se le añade para darle más sabor. En este caso, Carmen señala que "lo mejor si queremos consumir maíz es que sea natural cocido".
6 Los zumos de brick
Los zumos de brick son otros falsos enemigos de la alimentación sana y, en concreto, de los niños. "En cada brick pequeño de zumo o néctar puede haber 17 gramos de azúcar", explica la nutricionista a la que hemos consultado. Lo cierto es que es complicado comprar en el supermercado un zumo sano y a buen precio, por lo que será mejor optar por hacerlos en casa con un exprimidor o una licuadora.
7 Las galletas, incluso las María
Vale, no es ningún descubrimiento que las galletas tienen azúcares, aunque normalmente pensamos en las que tienen chocolate o cremas. Por ejemplo, en el caso de las Oreo pueden tener una composición de azúcar de hasta tres cuartas partes. Sin embargo, hasta las más tradicionales, como las galletas María, están formadas en un 30% por azúcar, "similar a otros productos de bollería".
8 Los refrescos
Para terminar, los refrescos. No hay que dejarse engañar por irrisorios porcentajes de 'extractos de frutas': "aproximadamente llevan 42 gramos de azúcar por lata o, lo que es lo mismo, un 7% de las calorías de una dieta de 2.000 kcal", señala Carmen. Dicho de otra forma, con una lata de refresco estaríamos consumiendo prácticamente la cantidad máxima recomendada por la OMS.