Adolf Hitler no murió hasta el 30 de abril de 1945. Y, pesar de que el bloque aliado intentó en varias ocasiones acabar con el genocida, nunca lo lograron, ya que finalmente se suicidó junto con su esposa Eva Braun.
El intento de asesinato más conocido contra Hitler es el 'Plan Valkiria' por su adaptación cinematográfica. Se trataba de una conspiración ideada por el coronel de Estado Mayor Claus von Stauffenberg llevado a cabo el 20 de julio de 1944 y en el que el militar colocó una bomba a escasos metros de Hitler, que se encontraba dentro del cuartel general llamado 'la guarida del lobo'. Sin embargo, murieron cuatro personas y el 'Führer' sobrevivió. Todos los altos cargos que trabajaron en el plan acabaron siendo fusilados, incluido von Stauffenberg.
Otro de los más conocidos intentos de terminar con Hitler y en consecuencia con el nazismo fue ideado y materializado por el relojero Gerog Elser el 8 de noviembre de 1939. El opositor puso una bomba en una de las columnas de la cervecería Bürgerbräukeller, en donde Hitler daba un discurso. Se suponía que el explosivo debía explotar mientras el genocida se dirigía a las masas, pero este acabó antes de lo previsto y la bomba estalló 13 minutos después de que Hitler y su séquito saliesen del local. De nuevo habían fallado. Elser fue encarcelado en el campo de concentración de Dachau hasta que le fusilaron 21 días antes de que el genocida se suicidara.
Estrógenos para "suavizar su carácter"
Los aliados y opositores no cesaban en sus planes para acabar con la vida del dictador alemán, pero ni los francotiradores ni las bombas barométricas ni los intentos de envenenar su comida daban efecto, así que se les ocurrió feminizarle. Porque, según el ideario de los aliados, si Hitler tenía el aspecto de una mujer, perdería credibilidad y seguidores. Sí, machirulada al canto oigan... El plan fue revelado por el científico e investigador Brian J. Ford en su libro 'II Guerra Mundial: armas secretas' tras consultar varios informes desclasificados.
Lo que querían eran "amanerar su comportamiento" a base de hormonas para que Hitler se pareciese a su hermana Paula, que era secretaria. Y es que los aliados estaban seguros de que el estrógeno suavizaría su carácter y acabaría desechando su plan de hacerse con medio mundo porque le parecería una locura. Ford asegura en su libro que para conseguir que el genocida tomase los estrógenos, los aliados pensaron en sobornar al jardinero de Hitler para que le inyectase la hormona en la comida. Sin embargo, esta idea no la llegaron a materializar.
