La electrososensibilidad, comunmente conocida como 'alergía al wifi', se define como una enfermedad provocada por la exposición a campos electromagnéticos. Sus síntomas son varios, y pueden ir desde el cansancio crónico, pasando por dolores de cabeza, hasta dificultad para conciliar el sueño. Según la página de electrosensibilidad, estos síntomas se agravan en función de la exposición del enfermo a aparatos eléctricos, transformadores, antenas de telefonía móvil y/o otra fuentes de radiaciones.
Según las estimaciones, un 5% de la población española padecería esta enfermedad, y ahora uno de los afectados a decidido ir a juicio para solicitar una invalidez. Se trata de Rosa C.T, una funcionara administrativa de la Generalitat, que solicita una pensión de invalidez permanente, después de tres años de baja.
Según informa El País, la afectada no ha podido siquiera acudir al juicio, ya que los juzgados están llenos de ondas electromagnéticas, que le harían enfermar. En su lugar acude su marido, el cual describe así el calvario de Rosa: "Todo empezó en 2011, cuando cambió de oficina y comenzó a sentirse mal, sin saber por qué". La afectada no solo tiene problemas en su oficina, a la que no acude desde hace tres años, sino que su vivienda o acciones del día a día, como coger un autobús, también son un problema: "Busqué piso con ella, casi usándola como un sensor, viendo si se ponía mal o no, porque basta con que llegue el WIFI del vecino (...) Tampoco puede coger un autobús, porque la mayoría incorpora WIFI".
El abogado de la afectada, Jaume Cortés, pertenece al colectivo de Ronda destinado a proteger a las personas que padecen esta dolencia. Entre sus logros destaca ser el primer abogado del país en conseguir una sentencia favorable en 2011 para Minerva Palomar, electrosensible, a la que le concedieron una pensión de invalidez. Ahora, Palomar preside la Asociación de Electrosensibles por el Derecho a la Salud.
Cortés reconoce que la Generalitat ha hecho todo lo posbile por apaciguar el mal de Rosa, haciendo reformas, cambiándola de puesto de trabajo... Pero su dolencia no mejora: "Fuera de las áreas con ondas está bien, esa es la cuestión, por la razón que sea. Para hacer un estudio bueno necesitas mucho dinero y los afectados son cuatro, a nadie le interesa, Yo solo pido que al menos les comprendan y les reconozcan la incapacidad", explica el abogado.
La comunidad científica está dividida
Sin embargo, aunque los dañados describan la enfermedad de esta manera, hay una parte de la comunidad científica que se muestra escéptica a creer en la existencia de la electrosensibilidad. En un principio, la Organización Mundial de la Salud muestra desconcierto en torno a la 'alergia al wifi'. Según su estudio de 2005: " Los síntomas son ciertamente reales y pueden variar ampliamente en su gravedad. Sea cual sea la causa, la hipersensibilidad electromagnética puede ser un problema incapacitante para la persona afectada. La hipersensibilidad electromagnética no tiene un criterio de diagnóstico claro y no hay base científica para relacionar los síntomas de la hipersensibilidad electromagnética con la exposición a campos electromagnéticos. Por otra parte, la hipersensibilidad electromagnética no es un diagnóstico médico, ni tampoco está claro que represente un problema médico individual". Y es que muchos médicos no niegan la existencia de estos síntomas, pero los atribuyen a causas psicológicas, como la ansiedad.
Francisco Vargas, médico epidemiológico y director científico del Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS), se muestra muy crítico con los diagnósticos de electrosensibilidad: "Hay que decir las cosas con claridad: todos los estudios bien hechos, que son los que valen, coinciden en que la probabilidad de efectos adversos es muy pequeña".
Por otra parte, poco a poco van surgiendo voces en favor de proteger y reconocer a estos dolientes, como la de Ángeles Trillo, investigadora de Bioelectromagnetismo en el Hospital Ramón y Cajal de Madrid, la cual participó en el primer estudio de la UE sobre los efectos de los móviles en células aisladas, el conocido como RÉFLEX. "Fue muy criticado, pero ahora los nuevos multiproyectos de la UE lo están confirmando en parte. El riesgo del móvil es muy relativo y pequeño, pero a largo plazo no se sabe, tiene que pasar tiempo y que haya más estudios", relata la doctora.
Así mismo, desde el Parlamento europeo y la Agencia Europea de Medio Ambiente han solicitado tomar medidas de precaución sobre los móviles y el WIFI.
Posibles presiones externas
Intentado no caer en lo conspiranoico o en la paranoia, algunos de los afectados argumentan que el poco reconocimiento que se les da desde las instituciones puede radicar en los intereses de grandes multinacionales, como las compañías telefónicas. Así lo expresa Bernardo Hernández Bataller, jurista y miembro del Comité Económico y Social Europeo, que comprobó este hecho a través de su experiencia, cuando intentaba aprobar un dictamen sobre electrosensibilidad: "Hay grandes presiones. El informe no fue aprobado por la oposición de un experto británico. Luego salió a la luz que era asesor de compañías eléctricas. Las asociaciones de afectados lo denunciaron ante el Defensor del Pueblo europeo, que les acaba de dar la razón. Es un asunto complejo".