El asesinato de Gema V.R., la joven de 22 años asesinada en Alemania a manos de su pareja, Florian R. (29 años) ha sido tratado en nuestro país con un calificativo: violencia machista. El suceso ha copado titulares en toda la prensa y ha habido pocas dudas a la hora de citar el problema de fondo que subyace tras este crimen.
Sin embargo, la situación en Alemania ha sido muy distinta. Los medios de comunicación han hecho caso omiso a este caso que, como siempre, queda relegado a las páginas de sucesos con el titular de Bild Zeitung como mayor evidencia: "¿Por qué terminó mortalmente esta historia de amor?".
A nivel social, también ha habido muchas reticencias. La comparecencia policial ante los medios ha tenido como nota predominante la palabra "supuesto" y las declaraciones de algunos testigos incidían en testimonios del estilo: "Era una pareja conflictiva, escuchábamos gritos, golpes...". En ningún caso, hay una calificación clara de violencia de género y se señala el maltrato indiscriminado del acusado, que acosaba reiteradamente a su pareja para que no rompiese la relación y que finalmente asesinó a puñaladas a Gema antes de arrojarse por la ventana de la vivienda.
Las carencias que se han palpado a nivel mediático y social también se registran en la Administración y la propia ley. En Alemania, el delito de violencia machista no existe: cualquier caso de este tipo se juzga a través de la ley de "violencia familiar" con el mismo procedimiento que se aplica cuando un padre que golpea a su hijo. La única distinción se realiza con menores y, exclusivamente, derivando los casos a tribunales específicos.
El bajo perfil mediático que se proporciona a este tipo de agresiones ha impedido establecer un nivel aceptable de conciencia social en torno a la violencia machista. Quizás por ello, las estadísticas de asesinatos de mujeres no hacen más que crecer, aunque hay poco margen para analizar: el Gobierno solo las elabora desde el año 2015 y, nuevamente, suelen quedar relegadas a la prensa sensacionalista o las páginas de sucesos.
Para muestra, un botón. Cuando se produjo el asesinato de Silvia Handrick a manos de su marido durante sus vacaciones en Adeje, Canarias, el municipio salió a la calle para protestar contra esta lacra. Sin embargo, en la ciudad de Sajonia-Anhalt, donde la pareja residía y trabajaba, prácticamente nadie salió a la calle, a pesar de que ambos hacían toda su vida allí.
Solo un 20% de las mujeres denuncian
El Gobierno germano sí ha establecido algunos mecanismos. El más importante está en vigor desde 2004 y consta, básicamente, de expulsar de la vivienda al agresor durante un tiempo determinado para que la mujer pueda elegir si vuelve o no con él. El mecanismo, eso sí, solo se activa si la víctima decide llamar a las autoridades, nunca ante una sospecha fundada y actuando de oficio.
Una barrera que, nuevamente, supone un dique a la hora de luchar contra esta lacra: en Alemania, solo un 20% de las mujeres denuncia, por lo que también existe cierto problema a la hora activar protocolos de actuación y evitar consecuencias fatales.
A todo ello, hay que añadir el uso que la extrema derecha está realizando de esta lacra para obtener réditos electorales. Los partidos como Alternativa por Alemania intentan vincular los asesinatos de mujeres a la inmigración y fomentar la idea de que, expulsando a los recién llegados, el problema se terminará. Una idea que se rebate fácilmente con datos: el 68% de los autores de estos delitos tienen nacionalidad alemana. Sin embargo, a nivel social, esta problemática solo se vincula con extranjeros de bajas rentas ya que, a pesar de los datos, Alemania no se percibe a sí misma como una sociedad machista.
Ante esta problemática, varios colectivos sociales han pedido la realización de una gran campaña contra la violencia machista con el objetivo de concienciar a la población. Una huelga o manifestación, como la celebrada el 8 de marzo en España, que permita situar el foco mediático en un problema que se cobra vidas. Sin embargo, por el momento, la sociedad alemana continúa manteniéndose de perfil ante esta situación.