La invasión de Rusia sobre Ucrania comenzó en 2022 y ya ha dejado más de seis millones de desplazados y 30.000 víctimas civiles durante todo el conflicto. El conflicto ha puesto en jaque los equilibrios internacionales y ha reactivado una OTAN que se consideraba muerta, con su expansión hacia el este, ante los riesgos de una potencial escalada.
Cuando un país ingresa en la OTAN adquiere un importante grado de inmunidad, puesto que formar parte de esta alianza lleva a que cualquier agresión externa sobre el territorio de un país sea interpretado como una agresión al conjunto de sus países.
La alerta sobre un ataque ruso en territorio de la OTAN ha permanecido en el aire durante todo el conflicto. En la actualidad, Polonia y Bulgaria forman parte de este grupo y mantienen frontera con Ucrania, pero también Rumanía en el caso de los territorios próximos a Moscú de Transnitria, las repúblicas bálticas por su frontera con Rusia y Bielorrusia, e incluso Suecia, por su cercanía al territorio de Kaliningrado.
La alerta de Alemania
En este escenario, el jefe del servicio de espionaje y contraespionaje alemán, Bruno Kahl, ha lanzado un aviso sobre un posible ataque ruso contra miembros de la OTAN: "En términos humanos y materiales, las Fuerzas Armadas rusas probablemente podrán llevar a cabo un ataque contra la OTAN a finales de esta década".
El responsable de la inteligencia alemana ha destacado que "el Kremlin ve a la República Federal de Alemania como un amigo", por lo que incluye también a su país entre los potenciales objetivos, según unas declaraciones que ha concedido a Bild.
En sus declaraciones llega incluso más allá y ha afirmado que Alemania ya está inmersa en un "conflicto directo" con Rusia porque los planes de Putin no pasan únicamente por la invasión de Ucrania, sino por la creación de un "nuevo orden mundial". En este sentido, ha advertido de que la actividad de Moscú ha alcanzado niveles "sin precedentes" y por ello ha alertado de que pondrá a prueba "las líneas rojas de Occidente".
"Acciones agresivas"
En los mismos términos se ha pronunciado el presidente de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, Thomas Haldewang: "Estamos observando acciones agresivas por parte de los servicios de inteligencia rusos", ha afirmado, puesto que el Kremlin ha aumentado los casos de espionaje y sabotaje.
Por último, la presidenta de la Oficina Federal del Servicio de Contrainteligencia, Martina Rosenberg, ha pedido incrementar la vigilancia sobre las prácticas que está realizando Rusia, que han "alcanzado números preocupantes". "Ya sea para aclarar entregar de armas alemanas a Ucrania, proyectos de entrenamiento o proyectos de armamento o para transmitir una sensación de inseguridad mediante actos de sabotaje", ha zanjado.
