La contaminación se ha convertido en una de las principales preocupaciones de la sociedad. Por poner un ejemplo, en la Unión Europea se calcula que existen más de 130 ciudades (entre ellas Madrid y Barcelona) con un nivel de polución en el aire superior a los límites establecidos, lo que ocasiona unas 400.000 muertes al año.
Despite improvements in Europe's #AirQuality, pollution remains a serious concern. We have put measures in place to help cut air pollution and want to cooperate with Member States to help them comply with emission limits ? https://t.co/NgvjYmKuvkpic.twitter.com/uBQw9Y837F
— European Commission ???????? (@EU_Commission) 30 de enero de 2018
España, Italia, Francia y Alemania se encuentran entre los nueve países a los que la Comisión Europea ha obligado a realizar planes para combatir este problema medioambiental de sus territorios. La respuesta alemana podría suponer el inicio de toda una revolución: transporte público gratuito.
Una medida esperanzadora pero que deja dudas
La propuesta ha sido enviada por el jefe de gabinete de Merkel, Peter Altmeier y la ministra de Medio Ambiente a la Comisión Europea. Se espera que la respuesta sea positiva.
El plan alemán consiste en una fase previa de implantación del transporte público gratuito en cinco ciudades (Bonn, Essen, Mannheim, Reutlingen y Herrenberg) antes de que termine 2018. Si todo sale bien, el rango de ciudades se irá ampliando sucesivamente hasta llegar a las principales ciudades del país, como Múnich, Hannover, Colonia o la capital, Berlín.
La Asociación de Empresas Municipales, encargada en Alemania de la gestión del transporte público, ha acogido de forma positiva la iniciativa, aunque se muestra escéptica a la hora de hablar de la viabilidad del proyecto.
El principal problema de esta medida: asumir íntegramente la recaudación obtenida por el transporte público (830 millones en Hamburgo, por poner un ejemplo), puede poner en serios aprietos a la economía alemana. Sin olvidar el número de servicios y personal que deberá aumentar en respuesta a una mayor demanda ciudadana.
Reducir la circulación en el centro de las ciudades, restringir el volumen de taxis o fomentar el uso de vehículos compartidos son otras de las medidas integradas en el plan enviado a la Comisión, que puede suponer un antes y un después en la Unión Europea.