El agujero de la capa de ozono es uno de las grandes preocupaciones medioambientales tras su descubrimiento en la década de los 80. El uso de uso de productos con gases CFC aceleró en gran parte este desastre medioambiental. Por suerte en 1987 se aprobó el llamado protocolo de Montreal que prohibía el uso de productos químicos clorofluorocarbonos, que se usaban en su mayoría en aerosoles y lacas.
A pesar de que este pacto no fuese del agrado de muchas empresas y grandes fortunas lo cierto es que la NASA ha confirmado que su aprobación fue todo un acierto. Un estudio que ha sido publicado en la revista Geophysical Research Letters, ha demostrado que el agujero de la capa de ozono ha visto reducido su tamaño un 20%. El agujero ya había dado muestras de encogimiento en el año 2014 pero ahora se ha confirmado su tamaño y corroborado el éxito de las políticas medioambientales.
Este estudio demuestra que por suerte lo que el hombre ha destruido también lo puede reconstruir. Además, Susan Strahan, científica de la NASA, ha confirmado que la reducción del agujero es consecuencia de la eliminación de los gases CFC indicando que se ve "muy claramente que el cloro de los CFC está bajando y esto está permitiendo la reducción del agujero en la capa de ozono".
El momento de mayor peligro por este agujero se sitúa en septiembre, coincidiendo con el inicio del invierno en la Antártida, cuando los rayos de Sol choquen directamente sobre el cloro y bromo provenientes de los gases CFC y que afecten al ozono lo que ocasionan que rompan sus moléculas destruyendo el propio ozono y por tanto creando el agujero.
Este agujero está afectando directamente al ecosistema de la Antártida y al del mundo entero pues se ha demostrado que la radiación solar que está entrando por el agujero está directamente relacionado con la mayor cantidad de casos de cáncer de piel y cataratas.
El cambio climático que aún se niega
Que el cambio climático es una realidad es algo que muy pocos cuestionan, y que a pesar de que algunas medidas contra el cambio climático están intentando frenarse desde el gobierno de Trump, la sociedad se conciencia poco a poco de que hay que cuidar el planeta. Esta reducción del agujero de la capa de ozono puede ser el impulso necesario en el que apoyarse para demostrar que el camino realizado hasta el momento no ha sido en vano.
No obstante, no hay que dejar de luchar por las políticas pro-medioambientales pues los gases CFC tardan en desaparecer entre 50 y 100 años por lo que aún hay que seguir luchando en esa dirección en la que cada año las emisiones de estos gases se reducen en un 0,8% para finalmente lograr algo que ahora es demostrable y es que el agujero de la capa de ozono desaparezca.