El pasado sábado 24 de febrero, varios vecinos de distintos números de la calle Miguel Ángel de Madrid, en la zona "rica" de la ciudad, notaron un intenso sabor a gasolina en el agua procedente de los grifos. Al principio no quisieron darle importancia. Algunos ni siquiera lo creían o lo veían un pelín exagerado. La situación despertó discusiones en las casas: por un lado, los que estaban convencidos del sabor y, por otro lado, los que no notaban nada raro, ha informado el periódico El Español.
El miedo a parecer un loco o una loca hizo que algunos de los vecinos decidieran sellar los labios y no compartirlo. Pero para otros vecinos era necesario comprobar si no estaban locos y si a alguien le había sucedido lo mismo. Estos últimos, que decidieron transmitir su parecer, admitieron que había algo anormal. Alguien aseguró que el agua olía a gasolinera: "Era como ese olor tan intenso a hidrocarburos que hay cuando te subes a un avión".
Vecinos con diarrea
A la hora de comer, los cuatro o cinco restaurantes del tramo de Miguel Ángel que va desde la parada de metro de Gregorio Marañón hasta la calle del General Martínez Campos empezaron a notar que el agua del grifo sabía efectivamente mal. Por ello, tuvieron que, como medida de emergencia, ir al Mercadona a comprar agua embotellada.
Los técnicos del Canal Isabel II no fueron capaces de restablecer el uso corriente del agua hasta la última hora de la tarde. Algunos vecinos dijeron que el agua volvía a ser la de antes el domingo. Otros, en cambio, aseguraron que el mal sabor no desapareció por completo hasta el lunes.
Las explicaciones han sido escasas y poco convincentes. Lo único es que las plantas bajas resultaron más afectadas. Asimismo, saltaron las alarmas por familias aquejadas con diarrea que culpan al agua con sabor a gasolina de lo ocurrido. "Queremos saber qué bebimos, qué cantidad de hidrocarburo o gasolina llevaba el agua o si era cancerígeno o nocivo para la salud", dijo una vecina asustada.
Fuentes del Canal Isabel II aseguran que los técnicos han tomado muestras de agua y han purgado las tuberías generales en varias ocasiones. "Ninguna de las muestras analizadas ha dado un problema de calidad", dicen. "El agua tenía el olor pero era perfectamente potable".