En mitad de la conmoción por el crimen de Samuel, el joven de 24 años que en la noche del pasado viernes 2 de julio fue asesinado a golpes por un grupo de personas al grito de "maricón de mierda", se siguen multiplicando las agresiones hacia el colectivo LGTBI.
Tan solo un día después de este brutal suceso ha tenido lugar otra agresión en Valencia. El sábado 3 de julio, Alejandro y sus amigos celebraban el final de curso tomando tranquilamente unas cervezas en una plaza cuando se les acercaron un grupo de jóvenes y uno de ellos les pidió dinero. "Dinero no tengo, pero tengo un culazo", bromeó Alejandro, según ha relatado a La Marea. Este comentario sirvió para que le comenzase a lanzar insultos homófobos.
Las amigas de Alejandro intercedieron para que el altercado no pasase a mayores y le invitaron a irse. Pero a los pocos minutos regresó con una decena de personas que, siguiendo con los insultos homófobos, empezaron a agredir a Alejandro y a otro amigo suyo, también homosexual, ambos de 21 años. En mitad de la trifulca, al amigo de Alejandro le robaron la riñonera y el teléfono móvil.
Las dos víctimas recibieron multitud de golpes en la cara y en la cabeza. Alejandro tiene los labios hinchados y varias magulladuras mientras que su amigo también tiene varias marcas de la paliza. Las dos amigas que los acompañaban, por su parte, no fueron agredidas. "Daban consignas entre ellos para apartarlas de la agresión", afirma Alejandro. Una de ellas logró recuperar la riñonera de su amigo pero no el móvil.
La Policía les pone trabas para denunciar
Pocos minutos después de la agresión llegó la policía, pero no logró detener a los agresores. Según la versión de Alejandro, los agentes no les ofrecieron presentar denuncia ni llevarlos al hospital. En estado de shock, las víctimas decidieron irse a casa para descansar y presentar denuncia al día siguiente.
Pero al día siguiente se encontraron con que a las comisarías a las que acudieron solo les ponían trabas para que no presentasen la denuncia. Alejandro relata que recorrieron tres comisarías porque los agentes solo les decían que fueran de una a otra. En la última les dijeron que debían volver más tarde porque había gente antes. Así tras varias horas sin recibir ningún tipo de ayuda, desistieron y acudirán a la Fiscalía de Delitos de Odio de València para denunciar la agresión.
