La Policía Nacional investiga la brutal agresión homófoba ocurrida en pleno casco histócio de León durante la madrugada del 10 de marzo, sobre las 5:00 en la Calle Rebolledo, en el Barrio Húmedo. Un joven de 23 años quedó gravemente herido tras recibir una salvaje paliza así como varias puñaladas.
En las imágenes -sí, la agresión fue grabada- puede verse a varias personas golpeando al joven, que queda tendido en el suelo y ensangrentado sin poder defenderse. Se pueden escuchar, además, varias voces animando a los agresores a continuar la paliza al grito de "maricón de mierda" e, incluso, "hasta que quede muerto". Tras los puñetazos y patadas, el joven recibió varias puñaladas en el cuello dejándole heridas de extrema gravedad.
La víctima fue trasladada en ambulancia al Hospital de León, donde ha sido ingresado con pronóstico de extrema gravedad, según informa el periódico local El Comercio, aunque su evolución es favorable.
Grupo neonazi
La autoridades se encuentran investigando la brutal agresión. Según fuentes de la Subdelegación del Gobierno, trabajan en la posibilidad de que se trate de un grupo neonazi. Tras hacerse públicas las grabaciones, se están analizando las imágenes.
Faustino Sánchez, subdelegado del Gobierno, ha remarcado que la Policía Nacional "se encuentra investigando los hechos" tras requerir la información de testigos presenciales en el momento del suceso.
El precio de los discursos de odio
La proliferación de los discursos de odio en contra del colectivo LGTBI está dando lugar a este tipo de graves situaciones. Que haya partidos políticos de extrema derecha convirtiendo a lesbianas, gays, transexuales y bisexuales en enemigos del Estado da alas para que los agresores se sientan avalados para dar rienda suelta a su odio.
Mientras que VOX insiste en derogar el matrimonio igualitario, en sacar a las personas trans de la seguridad social y en eliminar el Orgullo LGTBI, las agresiones contra el colectivo se multiplican. Mientras organizaciones ultracatólicas como Hazte Oír saca de paseo autobuses en contra de los menores trans, las personas del colectivo comienzan a tener miedo de que ellos puedan ser los siguientes en acabar como el joven de León.
El odio no es libertad de expresión ni puede construir discursos políticos.
