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Seguridad de Renfe agrede a un viajero negro por negarse a enseñar el billete

Aunque el joven finalmente sí mostró su abono, fue reducido con una fuerza desmedida y expulsado del tren.

El jueves 11 de octubre el tren de Cercanías de Madrid con dirección a Cercedilla iba lleno, como de costumbre, debido a los diversos retrasos que viene sufriendo la línea. Eran las once y media aproximadamente cuando el metro recaló en la estación de Ramón y Cajal. Fue entonces cuando dos guardias de seguridad entraban al convo y y se dirigieron directamente a un joven negro para solicitar el abono del correspondiente viaje.

En un vagón atestado de gente solo se dirigieron hacia él; sin embargo, entra dentro de las funciones de su trabajo ya que ellos son los que tiene que salvaguardar la seguridad de los pasajeros e instalaciones; además, de comprobar que todos pagan sus billetes. El joven se negó a enseñar el billete, ya que él consideraba que no estaban autorizados para ello y, ahí, comenzó el problema.

Los guardias de seguridad, ante la negativa del joven y, según los testigos relatan a El Diario, tiraron de la palanca de emergencia para detener el tren. Esto provocó cierto malestar y tensión entre todos los pasajeros del vagón. El chico exclama que "ellos no están autorizados a pedirme el billete", mientras una señora le insistía "si usted va de legal, no tiene miedo a nada. No hay ningún problema, señor". Uno de los vigilantes decía al chico "soy autoridad en Renfe, a pesar de ser de seguridad. Así que ahora acompáñeme fuera, por las buenas o por las malas. Como quiera".

Los agentes se excedieron en el uso de la fuerza

Unos breves y momentos tensos se "acabaron" cuando uno de los guardias agarró al joven por el brazo para expulsarle del vagón. Muchos de los que allí estaban reaccionaron con cierta hostilidad por el excesivo uso de la fuerza ejercida, tanto es así que, algunos pasajeros increparon a los agentes para impedírselo. "¿Pero qué hacen? Llamen al revisor, eso no", gritaba uno de los testigos. Entre ellos se encontraba un agente de Policía fuera de servicio y, aunque no se ha querido identificar, se interpuso entre el chico y los guardias de seguridad, a los que amenzó con ponerles una denuncia por su actuación desmedida.

El joven no dudó en echar en cara al agente de seguridad su falta de profesionalidad y exceso: "Usted no debería haberme enganchado así. No se exceda de su trabajo y llame al revisor". Mientras el guardia de seguridad no duda en responder diciendo que el que se estaba excediendo era él porque estaba deteniendo "un tren con 300 personas por tu puta cabezonería".

Al tren que, se encontraba detenido en Atocha, llegaron varios compañeros más. Estos mantuvieron un diálogo con el joven para pedirle que saliera el tren. Sin embargo, cerca de tranquilizarse el asunto, el chico saca lo que parece ser un carnet de vigilante, se lo enseña a uno de los agentes y al mismo tiempo le espeta "este carnet lo tienes tú también, así que sé perfectamente cuáles son tus funciones". En ese momento, uno de los guardas comienza a gritarle que "es una puta mierda como compañero". 

Reducido y expulsado del tren

Uno de los agentes de seguridad encarándose con los testigos
"Uno de los agentes de seguridad encarándose con los testigos"

"Yo no me voy a bajar. Aquí está mi billete ¿Por qué me tengo que bajar? Si no he hecho nada", dice mientras enseña su abono de transporte a los agentes. "Porque no podemos comprobarlo", contestan los guardias. Sin embargo, estos no llevan el aparato correspondiente para comprobarlo, para más inri. Mientras, muchos pasajeros ya empezaban a mostrar cierto malestar por el gran retraso que estaban sufriendo.

El chico, alterado debido al trato que estaba sufriendo por parte de los guardias de seguridad, finalmente fue sacado a la fuerza del tren y reducido en el andén. Fue entonces cuando uno de los guardias popinó una patada el joven, por lo que muchos de los presentes no dudaron en increparle viviéndose tensos momentos. Al final, lo soltaron parcialmente por la llegada de un Policía vestido de paisano que se acercaba a interesarse por lo que estaba allí ocurriendo.

"¿Pero por qué me tengo que bajar del tren si no he hecho absolutamente nada?", terminaba diciendo el joven sentado y dolorido después de resistirse a los cuatro agentes momentos antes de ser expulsado del metro y de un trayecto que había pagado como todo el mundo.

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