Las dudas en torno a un posible amaño electoral en las últimas elecciones de Estados Unidos, en las que ganó el presidente estadounidense, Donald Trump, van en constante aumento.
El candidato siempre se había mostrado muy próximo al presidente ruso Vladimir Putin. Todo ello se suma a las acusaciones del FBI en torno a que unos posibles hackers rusos pudiesen haber actuado para favorecer la candidatura del magnate. Y apuntaban a un posible hecho: la filtración del uso del correo electrónico privado de Hillary Clinton.
Ahora, un informe de inteligencia obtenido en exclusiva por el portal The Intercept, afirma que los piratas informáticos no sólo se dedicaron a entorpecer la campaña de la rival de Donald Trump, sino que incluso accedieron al sistema electrónico que gestiona las elecciones en el país norteamericano.
Los hackers accedieron a, al menos, un proveedor del software electoral justo unos días antes de las elecciones. La vía de actuación fue enviar correos electrónicos pishing (que se encargan de suplantar una página oficial para obtener información privada) a más de 100 funcionarios locales.
El documento es contundente: "La inteligencia militar rusa ejecutó operaciones de ciberespionaje contra una compañía estadounidense en agosto de 2016 evidentemente para obtener información sobre programas informáticos durante las elecciones y soluciones informáticas". Lo que no se aclara es si toda esta acción pudo ser determinante para que ganara el candidato o al menos para que cambiase el resultado electoral. Pero el pirateo parece ser bastante evidente.
El Gobierno ruso mientras tanto, niega las acusaciones, pero estas afirmaciones llegan desde un órgano oficial del gobierno norteamericano, la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense, que apunta directamente a una institución dependiente del Kremlin: la Dirección General de Inteligencia del Estado Mayor de Rusia.
Detenciones
La filtración de este documento ya se ha cobrado las primeras represalias. Se trata de Reality Leigh Winner, una contratista y trabajadora externa del Servicio de Inteligencia que podría haber sido la responsable de filtrar todos estos documentos. La justicia la acusa de "distribuir material clasificado sin autorización", ya que "amenaza la seguridad de nuestra nación y mina la confianza pública en el Gobierno", ha indicado el vicefiscal general estadounidense, Rod Rosenstein.
Se trata de la primera persona detenida en los Estados Unidos por este motivo desde que el presidente Donald Trump llegó al Gobierno. Algunos han señalado que todo forma parte de las represalias por dar a conocer estas pruebas a los medios de comunicación. Ahora, Winner se enfrenta a una pena de diez años de prisión por estar acusada bajo la Ley de Espionaje y por filtrar información clasificada, aunque deberá ser el juez el que determine la pena que finalmente le impone por estos hechos.
