El porno puede crear verdaderos adictos. España se encuentra en el puesto número 13 de los países con mayor tráfico de cine XXX. Según datos de Pornhub, el 74% de los consumidores son hombres y, aunque la mayoría de ellos visitan estas páginas de manera esporádica, en ocasiones se puede llegar a desarrollar una peligrosa adicción.
La adicción a la pornografía se relaciona con el trastono hipersexual, nombrado así por la última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Este trastorno es muy polémico en el mundo de la psicología, ya que el consumo de videos pornográficos está muy normalizado y es dificil distinguir entre lo "normal" y lo "patológico". Además, es importante especificar que se puede relacionar, además de con el consumo de porno, con las conductas masturbatorias, las relaciones sexuales consentidas, llamadas telefónicas, sexting...
Independientemente del tipo de trastorno, lo mejor es que se trate psicológicamente cuanto antes, para poder evitar problemas asociados. Es habitual que la adicción al porno pueda afectar a la vida en pareja, las relaciones sociales, y al bienestar psicológico, el rendimiento en el trabajo, etc.
Diagnosticado a los 17 años
Santi ha sido diagnosticado con trastorno hipersexual a los 17 años y ha contado su experiencia personal en Yasss. Santi no quiere revelar su verdadero nombre por vergüenza a que lo reconozcan. Afirma que empezó a masturbarse a los 12 años, "más o menos como todos los chicos de mi edad". Por aquel entonces "tenía un móvil y mucho porno en Internet", pero no es capaz de especificar cuándo la situación se le empezó a escapar de su control. Fue a los 15 años cuando su tutor del instituto avisó a sus padres de que lo habían pillado masturbándose en clase.
Si tienes novia ella te dice algo, pero si no te comes un colín nadie se da cuenta, ni tus padres
El joven comenta que lo peor de la adicción al porno es que está muy bien vista. "Si les dices a tus amigos que te metes una raya de cocaína, te van a mirar con cara de 'estás faltal', pero si les dices que tienes cientos de vídeos porno en el móvil, te piden que se los pases". Además, reconoce que "si tienes novia ella te dice algo, pero si no te comes un colín nadie se da cuenta, ni tus padres".
Los padres de Santi al principio no insistieron mucho en el tema porque les daba tanta vergüenza como a él. Por esta razón el chico pasó más de dos años sin pedir ayuda a nadie. Incluso cuenta que perfeccionó sus técnicas para que nadie le pillara, y recuerda que su lugar preferido era el baño del instituto.
Afecta a las relaciones de pareja
El problema creció cuando Santi se echo novia. "Cuando lo hicimos por primera vez no fui capaz de correrme". Tampoco lo consiguió en los siguientes intentos, por lo que, preocupado, le pidió a su padre que le acompañara al médico. Cuando le hicieron pruebas corroboraron que el problema era psicológico. La psicóloga que lo trató se dio cuenta en la segunda sesión de que tenía un problema con la pornografía y que eso afectaba a sus relaciones sexuales.
Me había acostumbrado tanto a mis manos que otra cosa no me daba el mismo placer
Santi había relacionado la eyaculación con la masturbación obsesiva. Para él, masturbarse viendo porno ya no era placentero, sino un acto automático que hacía para desestresarse. "Me había acostumbrado tanto a mis manos que otra cosa no me daba el mismo placer", comenta. Este trastono puede no descubrirse hasta que no afecta a las relaciones sexuales, y en muchas ocasiones deriva en eyaculación precoz.
A día de hoy el adolescente sigue yendo a terapia y tiene la suerte de que su novia y su psicóloga le están apoyando mucho. Se muestra positivo y tiene la esperanza de que algún día pueda disfrutar del sexo sin tener que recurrir a la pantalla del móvil.