Le comía por dentro y eso le hizo parar. No se trata de un pensamiento ni de una reflexión ni de un sentimiento. Bueno, quizás de un sentimiento sí, pero del dolor que le producían las heridas que su propio ácido úrico manifestaba en su cuerpo.
Estamos hablando de la enfermedad que la ex modelo de Playboy Jessica Landon superó con éxito y es que no lo tuvo nada fácil. Landon, originaria de Rancho Cucamonga, una localidad del estado estadounidense de California, ha tenido una difícil vida tras hacer frente a una adicción al alcohol que hizo que su propio cuerpo se autolesionara por los efectos del vodka.
De frecuentar las ostentosas fiestas en la mansión del fallecido Hugh Hefner, fundador de la popular revista de entretenimiento para adultos, a estar enclaustrada en una cama por la crítica situación que había alcanzado por su dependencia del alcohol. Ese fue el cambio de Jessica, que no lo ha tenido fácil en su vida como modelo, pues asegura que una violación cuando era niña le dejó marcada de por vida, admitiendo que las secuelas fueron el resultado visible de los efectos del alcohol. "Yo, como la mayoría de los niños, sentí que había hecho algo para causarlo y que de alguna manera era culpa mía", relató en una entrevista al portal británico Daily Mail.
Lo que ella no tenía en mente es que la ingesta diaria de alcohol durante más de un mes provocaría en ella una serie de magulladuras que comenzarían a devorar su propia piel, producidas por su orina.
Tocó fondo
En su época más desoladora, Landon, que se había mudado con 19 años desde su localidad natal a Los Ángeles en busca de su sueño de ser actriz, compartía un ático con un amiga cuando inesperadamente sufrió una caída desde la barandilla de una escalera dentro de la vivienda, lo que le hizo sufrir una hemorragia cerebral. Tras recuperarse, volvió caer y esta vez las consecuencias fueron más trágicas, pues sus órganos fallaron, agravados por la ingesta constante de la bebida alcohólica.
"Yo era una bebedora en el armario, a veces literalmente, desde el principio, rara vez bebía en público o en fiestas, lo hacía a escondidas. El licor era lo único que podía liberarme de mi ansiedad y la vergüenza que sentía en mi interior", confesaba. Esto no le trajo nada bueno a la modelo, pues asegura que por las noches tenía temblores y sacudidas a la par que vómitaba sangre.
Siendo consciente de que tenía que poner remedio a la caótica situación en la que su vida había desembocado, en 2014 fue admitida en el hospital donde pudo curarse de las infecciones provocadas por las heridas y redimió de su adicción al alcohol. Lleva sobria más de cinco años y trabaja como asesora de recuperación para ayudar a todas aquellas personas que pasaron por lo mismo que ella.
Por otro lado, la vida ha sonreído a Jessica, pues no solo le ha permitido dejar atrás todo lo malo, sino que le ha brindado la posibilidad de ser madre junto a su pareja Matthew. Darán a luz a su primer hijo en diciembre y aunque admite no estar orgullosa de su pasado, quiere acabar con la generalización del supuesto glamour que implica el consumo de bebidas alcohólicas.